La industria lechera nacional no ha escatimado en cambios. Hace seis meses, la multinacional suiza Emmi, a través de Kaiku Corporación Alimentaria en Chile, se alzó como la única dueña de la productora Surlat y este año las sorpresas siguen: en febrero pasado, la productora de alimentos Watt's cerró la compra de Danone Chile en US$ 21 millones y hace un mes la italiana Parmalat regresó a la escena local, al adquirir La Vaquita en US$ 105,5 millones. Traspasos de propiedad y apuestas comerciales que generan expectativas en productores y procesadores industriales, pero también reticencia en algunos casos por los riesgos y consecuencias que podría tener para el sector el estar mayoritariamente en manos extranjeras.
¿Servirá esto para reposicionar a Chile como un exportador importante en el sector? Una parte de la industria confía en que la presencia de grandes operadores internacionales podría ayudar a revertir las últimas dos temporadas que golpearon a nivel local, al tiempo que productores y procesadores esperan avanzar hacia un mercado más sano de la mano de la experiencia externa.
Expectativas que comparten en el gobierno. Según la Oficina de Estudios y Política Agraria (Odepa), del Ministerio de Agricultura, el mejor clima que se dio en noviembre y diciembre pasados ayudó a una recuperación importante de praderas en enero de este año, lo que redujo el costo de producción y repercutió en un aumento de 9,3% en el precio de la leche en 12 meses.
Estas mejoras, sumado al rearme en la producción industrial, podrían significar nuevas oportunidades para la cadena en su conjunto, plantea el gerente general de Consorcio Lechero, Sebastián Ganderats. "Puede fortalecer la demanda y competencia por la leche del productor. Nos hacemos fuertes a medida que todos empujemos el carro hacia el mismo lugar", dice, y subraya la alta calidad del producto nacional. "Chile tiene la ventaja, al igual que Nueva Zelandia, de que la leche proviene en más de un 80% de vacas alimentadas a pradera y tenemos la capacidad de duplicar este volumen", afirma.
Opinión que comparte el director ejecutivo de la Asociación de Productores de Leche de la Región de Los Ríos (Aproval Leche), José Luis Delgado: "Esto da cuenta de la calidad del producto nacional. Creemos que el arribo de nuevos actores confirma que estamos ante un sector con oportunidades insospechadas".
* Las cifras en juego
En 2004, Chile era exportador neto de productos lácteos. Pero los cambios climáticos, aspectos regulatorios, la desaceleración interna y la baja en el precio internacional de la leche modificaron el escenario y desde 2015 el país es importador neto.
En 2016, según Odepa, las exportaciones lácteas totalizaron US$ 169,4 millones y las importaciones, US$ 209,5 millones. El año anterior, sumaron US$ 172,7 millones y US$ 212,5 millones, respectivamente.
En enero último, sin embargo, se vio un cambio de tendencia, ya que si bien las importaciones aumentaron 80,7% en 12 meses, hasta US$ 23,1 millones, las exportaciones crecieron 50%, hasta US$ 21,4 millones.
* Nuevos actores
Aunque hay sectores de la industria que miran el tema con suspicacia, el ingreso de nuevos actores a la industria local -casi todos extranjeros- también ha generado suspicacias en algunas empresas y una visión más optimista en otras. Por ejemplo, la gerenta de Negocio Lácteos de Nestlé Chile, Ximena Corbo, ve con buenos ojos esta reorganización de la industria, previendo incluso que en los próximos períodos debiera haber un crecimiento de la producción nacional que podría incidir directamente en las exportaciones del sector. "Con el rearme del mercado con nuevos entrantes lo más probable es que Chile sea una base para exportar a otros países en los próximos años y eso aportará al crecimiento del mercado de la leche", destaca.
Aunque reconoce el constante cambio de la industria, el presidente del directorio de Surlat, José Luis Meier, añade que la empresa no cambiará sus operaciones y confía en que "la industria local, altamente competitiva en cuanto a su amplia oferta de productos de alta calidad y precios, mantendrá el alto dinamismo de los últimos años, beneficiando a los consumidores locales".
* El ánimo de los procesadores
El buen clima, acompañado de un mejor precio de la leche, sube el ánimo a los más golpeados en las últimas dos temporadas: los productores locales.
En Fedeleche (Federación Nacional de Productores de Leche) explican que la escasez de productos no elevó el precio de la oferta del rubro, sino que, por el contrario, éste terminó cayendo hasta un 20% y generando pérdidas para el sector por US$ 52 millones. "No podemos obviar que pequeños productores recibieron en su minuto menos de $ 170 por litro", apunta el presidente del gremio, Rodrigo Lavín.
Pero la industria, en general, hoy intenta revertir la situación en conjunto. "Es destacable que quienes invierten y buscan consolidarse en el mercado interno ven una actividad con un enorme potencial de desarrollo y con grandes oportunidades por delante", recalca el dirigente.
Un ánimo que también evidencia Roberto Santamaría, socio y director de la firma chilena-neozelandesa Chilterra, una de las mayores productoras lácteas del país. Si bien plantea que se necesita de una regulación más ad hoc, debido al constante dinamismo en el mercado, valora las instancias de diálogo que se han generado en la Mesa Nacional de la Leche. "En el fondo, no nos estamos desarrollando. Eso es algo que no depende de una procesadora, sino que entre productores y procesadores tenemos que ver que hace falta normalizar esta situación", acota.
Hoy, el precio de la leche lo fija la industria, pero algunos productores locales fustigan que los factores para esa decisión no siempre están claros. Este año los operadores coinciden en que hay un mejor ánimo y por eso esperan reactivar la mesa.