En la actualidad, son varios los sistemas utilizados por las empresas para asegurar que los usuarios puedan efectuar sus transacciones de manera segura. Primero fueron las claves alfanuméricas, cada vez más extensas y complejas, y que contaban con la desventaja que dependían de la memoria de su propietario, que muchas veces utilizaba la misma contraseña para otros servicios arriesgando sus datos contra piratas informáticos.

Este procedimiento poco a poco ha sido reemplazado por la biometría, un sistema que utiliza rasgos únicos en los humanos para reconocerlos y así identificarlos, siendo instaurado con éxito en

la banca y llegando hace un tiempo al área de los smartphones -donde hoy son una función básica-, con sistemas detectores de huellas dactilares como principal característica. Allí, son

empleados como reemplazo de las cada día más obsoletas tarjetas plásticas, y como método de pago en los casos de Apple Pay y Samsung Pay. Incluso, el ya fallecido Galaxy Note 7 fue más allá e implementó un revolucionario sistema reconocedor del iris, aunque el desastre ya conocido con el smartphone no ayudó a su propagación.

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Y a estas alternativas se suma una más, esta vez por la empresa Mastercard, que sumó la autenticación biométrica para sus pagos. El sistema, llamado "Identity Check" tiene como base identificar al titular de una tarjeta escaneando su huella dactilar, como en los casos antes nombrados, o con la toma de una foto "selfie", la gran novedad.

Esto da como resultado una experiencia de compra mucho más rápida, al mismo tiempo que aumenta la seguridad de todo el proceso.

La aplicación, a implementarse en 2017 en Brasil, México y Chile, cuenta con el respaldo de exitosos proyectos piloto en Países Bajos, Estados Unidos y Canadá, además de estudios realizados en febrero de este año donde se concluyó que los usuarios sí prefieren los pagos biométricos a los actuales sistemas basados en contraseñas.