Dos investigadores canadienses de Calgary anunciaron esta semana haber inventado un método relativamente barato de utilizar óxido de hierro como catalizador para almacenar la energía eléctrica gracias a la electrolisis del agua.

Los dos químicos de la Universidad de Calgary, Curtis Berlinguette y Simon Trudel, piensan que su tecnología, descrita en el último número de la prestigiosa revista científica Science, abre la puerta al almacenamiento de energía proveniente de fuentes eólicas y de paneles solares, algo hasta ahora imposible.

Estas dos fuentes de energía dependen fuertemente de las condiciones metereológicas y a menudo producen energía que se pierde si no se utiliza inmediatamente, porque en la actualidad no es posible almacenarla.

Berlinguette y Trudel han patentado su método y fundado una empresa, FireWater Fuel, que debe comercializarlo.

Los investigadores parten de un procedimiento conocido durante décadas y que consiste en convertir la energía eléctrica en química separando el agua en hidrógeno y oxígeno. Los dos gases pueden ser almacenados fácilmente por separados y después utilizados como carburantes para producir electricidad, volviéndose a convertir en agua que puede ser reutilizada en un nuevo ciclo.

Sin embargo hasta el momento, esta operación no era económicamente viable, porque la electrolisis necesita de catalizadores para resultar eficaz y estos se fabricaban de metales raros, costosos o tóxicos, como el iridio o el rutenio, que contaban con una estructura cristalina.

Los químicos de Calgary recurrieron en cambio a otros componentes metálicos abundantes y baratos, mezclando óxido de hierro con óxido de cobalto de o de níquel para crear catalizadores más simples, con una estructura "amorfa" o "desordenada", o lo que es lo mismo, no cristalina.

Según el estudio estos nuevos catalizadores son tan eficaces como los fabricados con metales raros y cuestan "mil veces más baratos".

Los inventores cuentan con producir en 2014 catalizadores utilizables en los grandes electrolizadores existentes. Un prototipo, del tamaño de un refrigerador, que podría ser utilizado en un hogar privado, podría salir al mercado al año siguiente.