Los aliados seguirán en Afganistán el tiempo que sea necesario para ganar la guerra, aseguró hoy el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, al Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una reunión en la Casa Blanca.

El encuentro se produce cuando Obama y sus asesores deben decidir si se envían nuevos refuerzos, como ha solicitado el general Stanley McChrystal, comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN en el país centroasiático.

Hasta el momento, la Casa Blanca ha insistido en que revisará cuidadosamente su estrategia antes de decidir sobre el envío de tropas adicionales.

Al término de su reunión, Obama afirmó hoy que la guerra en Afganistán "no es sólo un asunto de Estados Unidos, sino de toda la OTAN".

"Es absolutamente esencial que tengamos éxito en el desmantelamiento, interrupción y destrucción de la red Al Qaeda y que colaboremos de modo efectivo con el gobierno afgano para aportar la seguridad necesaria para ese país", sostuvo Obama.

El secretario general de la OTAN expresó, por su parte, su convencimiento de que el éxito "se puede lograr y se logrará" en Afganistán.

Los aliados permanecerán "unidos y en Afganistán el tiempo que sea necesario para completar nuestra misión", subrayó Rasmussen, quien indicó que el presidente estadounidense "hace lo totalmente correcto" en buscar una estrategia para esa guerra antes de decidir si envía más refuerzos.

Ambos abordaron también la defensa antimisiles en Europa y el secretario general de la OTAN expresó su complacencia por la decisión de Washington de cancelar el sistema concebido por la Administración de George W. Bush, que ponía el énfasis en interceptores desplegados en tierra en Europa del Este.

El nuevo modelo, que Obama anunció hace dos semanas, pondrá el énfasis en interceptores desplegados en el mar.

Según declaró Rasmussen, el nuevo sistema "permitirá que todos los países puedan participar" y contribuirá a la integración de la Defensa en Europa.

Obama, por su parte, expresó su voluntad de forjar una nueva relación entre EE.UU. y Rusia, y de ese país con la OTAN. Rusia había criticado duramente el proyecto de escudo antimisiles anterior, al considerarlo una amenaza contra su territorio.

Además de esta reunión, el presidente estadounidense tiene previsto verse esta tarde con su secretario de Defensa, Robert Gates, y mañana miércoles lo hará con su equipo de seguridad nacional.

Estas constituyen las primeras de una serie de reuniones para decidir la estrategia en Afganistán, después de las acusaciones de fraude en las elecciones de agosto y de que McChrystal haya advertido que la guerra podría perderse el año que viene si no se envían más refuerzos.

La Casa Blanca ha insistido en que antes de decidir si se envían nuevas tropas a Afganistán es necesario plantearse cuidadosamente una estrategia con garantías de éxito.

Su portavoz, Robert Gibbs, ha indicado que pasarán "varias semanas" antes de que haya una determinación.

Obama anunció el pasado marzo una nueva estrategia que ponía el énfasis en el adiestramiento de las fuerzas afganas y el aumento de la seguridad.

Como parte de esa estrategia, semanas antes se había dado a conocer el envío de 21.000 soldados estadounidenses más a Afganistán, lo que para fin de año elevará a 68.000 el número de militares de esa nacionalidad en el país asiático, la cifra más elevada desde que comenzó la guerra en 2001.

La Casa Blanca justifica la necesidad de revisar la estrategia debido al aumento de la violencia en los últimos meses y a la incertidumbre acerca del resultado electoral, que dio el triunfo al presidente Hamid Karzai entre acusaciones de fraude.

La indecisión de EE.UU. acerca del envío de nuevas tropas causa malestar entre sus aliados de la OTAN, cuyas poblaciones son cada vez más escépticas sobre la guerra en Afganistán y que se muestran reacios a reforzar sus contingentes, en tanto Washington no dé una señal clara de que respalda la misión.