La Cumbre de las Américas, que se celebrará el próximo 10 y 11 de abril en suelo panameño, promete ser una cita histórica y controvertida. En un inicio la cita esperaba ser el momento en que Barack Obama sellaría el acercamiento entre su país y Cuba, y que se inmortalizaría en la imagen del esperado saludo entre él y Raúl Castro. Pero ahora el Presidente de EE.UU. también tendrá que lidiar con la creciente tensión entre Washington y el gobierno de Nicolás Maduro, por las sanciones aprobadas contra funcionarios venezolanos.
El encuentro entre Obama y Castro ha generado grandes expectativas, luego de que ambos mandatarios anunciaron el 17 de diciembre el restablecimiento de relaciones diplomáticas, dejando atrás cinco décadas de enfrentamientos. Ambos gobernantes ya habían hecho historia en diciembre de 2013, cuando se saludaron durante los funerales del líder sudafricano Nelson Mandela, en lo que fue el primer encuentro en público entre presidentes de EE.UU. y Cuba en más de medio siglo.
El anfitrión de la cumbre de esta semana, el Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, dijo que la reunión podría ser el lugar indicado para el anticipado encuentro entre los gobernantes. "Siento, sin duda alguna, que el escenario se va a prestar para eso y espero que así sea", confesó Varela el jueves pasado. Washington ya confirmó que "habrá una interacción con Raúl Castro", según dijo la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson el viernes. Sin embargo, se desconoce la naturaleza del encuentro, ya que por el momento el único encuentro bilateral de Obama será con Varela.
La Cumbre de las Américas fue creada en 1994 como el máximo foro político del continente americano. Cuba nunca ha participado de este encuentro, ya que la cumbre opera bajo el amparo de la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo que en 1962 excluyó al gobierno de La Habana. Sin embargo en 2009, bajo la gestión de José Miguel Insulza, la resolución que expulsó a Cuba de la OEA fue dejada sin efecto. Aún así, Cuba se ha mantenido al margen de la instancia interamericana a la que siempre consideró como un "ministerio de colonias" controlada por Washington.
La crisis en Venezuela será otro de los temas más esperados del foro. La tensión entre Washington y Caracas aumentó luego de que Obama firmara el pasado 9 de marzo una orden ejecutiva con sanciones a funcionarios venezolanos y en que se consideraba a Venezuela una amenaza para la seguridad de EE.UU.
Nicolás Maduro pretende utilizar la cumbre como plataforma para entregar una lista con las firmas que ha estado reuniendo en contra del decreto firmado por la Casa Blanca. Sin embargo, Washington ya adelantó que durante la cumbre no se discutirá la situación de ningún país en particular, ya que "la cumbre es una discusión regional". Pero Maduro no será el único obstáculo para Obama. En la misma línea que el Presidente venezolano llegarán hasta Panamá los jefes de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), quienes han sido los más duros contra las medidas de EE.UU. hacia Venezuela. Raúl Castro no es la excepción, y declaró que durante el foro "rechazará toda tentativa de aislar y amenazar a Venezuela". Evo Morales fue más allá y exigió que Obama derogue la declaración y le pida "perdón" a Venezuela, o de lo contrario tendrá que enfrentarse a los líderes "antiimperialistas" de Latinoamérica.