A la cumbre del G-8, el Presidente de EEUU, Barack Obama, llevó un plan de ayuda a Egipto y Túnez, que contempla también financiar las reformas en los países árabes. Reino Unido ya  anunció un desembolso de 175 millones de dólares para apoyar la "transición democrática" en los territorios en conflicto.

Para respaldar su propuesta, Obama habló de sus propias decisiones, como reducir mil millones de dólares de la deuda de  Egipto, ofrecer garantías por mil millones de dólares para facilitar "el retorno a los mercados" y disponer de dos mil  millones de dólares de avales para asociaciones públicas y  privadas. Con ello, dijo, se busca la "democratización" y la  "modernización" económica.  La ayuda de Europa es "crucial", considerada también la  posición geográfica de los países de Medio Oriente y del Norte  de Africa.

Los gobernantes del G8 incluyeron reuniones con los primeros  ministros de Egipto y Túnez, con los cuales discutirán los pasos por adoptar.  El G-8 pretende así "mandar un mensaje claro" a las  poblaciones que protestan: "si siguen el camino de las reformas  y de la democracia los apoyaremos", sostuvo Obama.

El mandatario norteamericano enfatizó, además, sus posicion sobre Libia y Yemen.  "Repetimos varias veces que las propuestas del gobierno de (Muammar) Gaddafi no son creíbles hasta que no se conviertan en  acciones", afirmó, en el día en que Tripoli lanzó un llamado  para un cese el fuego inmediato. 

"No respetan las resoluciones de la ONU y, en consecuencia,  nosotros continuaremos nuestra campaña con los socios de la  coalición", sentenció la Casa Blanca, que reiteró que Estados  Unidos está ayudando a la misión en Libia de varios modos. Afirma que lo hace con el apoyo a la oposición libia y ahora  "evaluando la posibilidad de desbloquear algunos bienes  congelados al coronel y entregárselos" a los rebeldes armados.

RUSIA
Pero en ese mismo marco, el presidente ruso, Dimitri  Medvedev, anunció que los gobiernos de Francia, Reino Unido y  Estados Unidos pidieron hoy a Rusia que sea promotor de una  mediación para encontrar una salida negociada a la guerra. Sobre una eventual intervención en Siria, Obama respondió:  "no, y en cualquier caso requeriría la autorización del Consejo  de Seguridad".

Medio Oriente y el norte de Africa estuvieron entre los temas  afrontados por Obama y Medvedev, con quien hay, dijo, "una  relación excepcional".  Compartimos ideas sobre cómo gestionar el proceso de  transición en la región de modo de promover la prosperidad de la  gente y asegurar la estabilidad y resolver los conflictos de  modo pacífico", afirmó Obama. 

Los dos presidentes se comprometieron a cooperar en la lucha contra el terrorismo y reafirmaron que el objetivo es desmantelar a la red Al Qaeda. 

Además, se abordó el conflicto por el sistema misilístico en  Europa, resistido por Rusia, y con el que Washington asegura no querer "minar la seguridad estratégica".