El Presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró hoy que "ninguna fe justifica estos actos asesinos", al participar en el funeral de las 13 víctimas de la matanza el pasado jueves en la base militar texana de Fort Hood.

"Sus seres queridos perduran en la vida de nuestra nación", declaró Obama, quien aseguró que el culpable de la matanza, en la que también quedaron heridas una treintena de personas, "tendrá que encarar la justicia, en esta vida y en la de más allá".

La matanza se atribuye al psiquiatra militar Nidal Malik Hasan, de 39 años y que el martes salió del coma en el que se encontraba.

El presidente, en la primera ocasión de su mandato en la que le ha tocado canalizar el dolor de su país, rindió homenaje a las trece víctimas, entre las que se encontraba la soldado hispana Francheska Vélez, de 21 años y embarazada de nueve semanas.

Vélez, "hija de un padre colombiano y madre puertorriqueña, había cumplido servicio en Corea del Sur e Irak, e iba a seguir una carrera en el ejército cuando fue asesinada. Estaba embarazada de su primer hijo y muy ilusionada con la idea de ser madre", recordó Obama.

Cerca al estrado se encontraban trece pares de botas militares sobre los que se colocó un fusil M4 y un casco, de acuerdo con la tradición militar estadounidense para honrar a los caídos.

Junto a las botas se ubicaron fotografías de cada una de las víctimas mortales.

"Puede ser difícil entender la retorcida razón que llevó a esta tragedia. Pero sí sabemos esto, que ninguna fe justifica estos actos asesinos y cobardes. Ningún Dios justo y amante los ve con buenos ojos", sostuvo el presidente estadounidense.

Las autoridades federales continúan investigando los motivos que llevaron a Hasan, destacado en Fort Hood a la espera de ser enviado a Afganistán, a abrir fuego en el centro de adiestramiento militar y matar a 12 soldados y un civil.