El presidente de EE.UU., Barack Obama, aterrizó hoy en Washington en busca de un acuerdo de última hora con los republicanos que evite a partir de enero la subida generalizada de impuestos y recortes de gastos conocida como "abismo fiscal".

El Air Force One llegó a la base militar de Andrews, a las afueras de Washington, poco después de las 11.00 hora local (16.00 GMT) procedente de Hawai, donde Obama pasó las vacaciones navideñas en compañía de su esposa, Michelle, y sus hijas, Malia y Sasha.

Obama viajó acompañado de la mascota familiar, el perro "Bo", mientras su mujer y sus hijas se quedaron en Hawai.

El regreso anticipado de Obama, quien en un principio había planeado estar en Hawai hasta principios de enero, ya se preveía dado que queda menos de una semana para lograr un acuerdo que evite el "abismo fiscal".

Durante sus cinco días en Hawai, el archipiélago donde nació, el mandatario aprovechó para jugar golf, una de sus pasiones, y celebrar la Navidad en familia, así como para visitar a un grupo de militares en una base de la Marina para agradecerle su servicio al país.

Desde Hawai, Obama habló por teléfono con los líderes demócratas y republicanos de las dos cámaras del Congreso sobre las negociaciones acerca del "abismo fiscal".

El líder de la mayoría demócrata en el Senado de EE.UU., Harry Reid, alertó hoy de que el país camina hacia ese temido escenario por la falta de avances en las negociaciones bipartidistas e instó a los republicanos a presentar un plan que pueda ser aprobado por ambas cámaras del Congreso.

Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, sostiene que ahora es el Senado el que debe hacer el siguiente movimiento en las negociaciones fiscales.

Si no hay un acuerdo antes del 1 de enero, las subidas generalizadas de impuestos se producirán como consecuencia del vencimiento de exenciones aprobadas durante la Presidencia de George W. Bush (2001-2009).

Por su parte, los recortes automáticos del gasto público fueron acordados por el Congreso en el verano de 2011 como mecanismo de presión para forzar un acuerdo bipartidista, que nunca llegó, sobre la reducción del déficit presupuestario y la deuda.

Los analistas alertan de que este abrupto ajuste fiscal podría devolver a Estados Unidos a la recesión en el momento más inoportuno, cuando su economía todavía se está recuperando con lentitud de la grave crisis de 2008.