Tras su gira por China (Apec), su paso por Myanmar y luego de su asistencia al G-20 en Australia, Barack   Obama regresó a Washington DC el domingo en la noche. Aunque a su vuelta intentó destacar los logros de su periplo, el panorama que le espera ahora al Presidente norteamericano no es para nada alentador.

Con el fantasma del síndrome del "pato cojo" (esos mandatarios que sin mayoría en el Congreso se vuelven irrelevantes en sus últimos años) Obama necesita urgente una suerte de "gol", un batatazo que bien podría ser en política exterior. Y en este campo hay una ventana abierta en el marco de las negociaciones del programa nuclear iraní.

Las conversaciones entre las grandes potencias y Teherán se reanudarán a partir de hoy y hasta el 24 de noviembre, para intentar resolver de una vez por todas 12 años de diferencias y garantizar que el programa atómico de Irán no tenga fines militares.

"Hoy, más que nunca Obama necesita un logro en su política exterior", señaló ayer el diario The New York Times, al referirse precisamente al caso de las negociaciones con Irán. De hecho, hace un mes, el jefe de Estado demócrata le escribió una carta al líder supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei, para expresarle su convicción de que esta vez se puede llegar a un acuerdo.

Si hay luz verde, Obama se anotaría un enorme logro en Medio Oriente. Para el Presidente, esta región ha sido un permanente dolor de cabeza. Si bien heredó de su predecesor las guerras de Irak y Afganistán, ha sufrido reveses por el caso de Siria, por el conflicto entre palestinos e israelíes y porque su decisión de lanzar un ataque aéreo contra el Estado Islámico (EI) en territorio iraquí y sirio no ha dado los resultados que esperaba. Esto, sin contar con la Primavera Arabe que cambió radicalmente el panorama en países como Libia y Egipto.

Obama ha recibido varios golpes en los últimos días. A la estrepitosa derrota de su partido en las elecciones legislativas de "medio tiempo", en las que los demócratas perdieron el control del Senado mientras los republicanos ampliaron además su mayoría en la Cámara de Representantes, se sumó la decapitación de un nuevo ciudadano estadounidense por parte del EI.

El propio Obama confirmó la muerte del ex soldado Peter Kassig y calificó la ejecución como "un acto de pura maldad por parte de un grupo terrorista".

Problemas internos

Si bien cadenas como CNN sostienen que el asesinato de Kassig podría evidenciar que los yihadistas están contra las cuerdas por la ofensiva estadounidense, en la prensa norteamericana también se comenta que el EI no ha sido debilitado.

En el plano interno las cosas también están complicadas. Obama piensa llevar adelante su reforma migratoria a como de lugar, incluso por decreto si es necesario. Estas medidas podrían evitar la deportación de unos cinco millones de personas sin papeles.

"Cuando Obama emprendió su viaje a Asia Pacífico, la Casa Blanca y los republicanos habían dejado entrever que la toma de control del Partido Republicano en el Senado podría allanar el camino a acuerdos bipartidistas. Pero en sólo dos semanas ese optimismo ha desaparecido", advirtió la agencia The Associated Press.