El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, buscará en su primera reunión con Vladímir Putin desde que éste ha recuperado la presidencia de Rusia, un consenso en torno a Siria que se prevé difícil tras las acusaciones mutuas sobre el supuesto suministro de helicópteros de combate rusos a Damasco.
Obama y Putin se reunirán a primera hora del lunes antes de que comience en este balneario del Pacífico la cumbre del G20.
Los dos líderes habían previsto verse en mayo durante la cumbre del G8 que se celebró en Camp David, la residencia de descanso del presidente de Estados Unidos, pero Putin finalmente no acudió a esa reunión.
El mandatario estadounidense pretende acercar posturas con Putin para avanzar hacia una "posición común" sobre el conflicto en Siria, según adelantó el pasado viernes el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes.
EEUU sigue apostando por una transición política que, según Rhodes, implica "necesariamente" la salida del poder del presidente sirio, Bachar Al Asad, algo a lo que Rusia se ha mostrado reacia.
El Gobierno de Obama propone para Siria una transición parecida a la que tuvo lugar en Yemen, donde el presidente Ali Abdulá Saleh aceptó renunciar y ceder el poder a su vicepresidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, y así lo ha reconocido la propia secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton.
Durante la cumbre del G8, el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, se mostró "receptivo" ante esa propuesta.
No obstante, la reunión entre Obama y Putin llega precedida de graves acusaciones mutuas sobre Siria que han aumentado la tensión bilateral.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha acusado a Estados Unidos de dar armas a los grupos de oposición sirios, mientras que, según Clinton, Moscú está facilitando helicópteros militares a Damasco.
En vísperas de la reunión, el Kremlin destacó hoy las "serias contradicciones" existentes entre los dos países y agregó que no hay razones para esperar que del encuentro entre Obama y Putin salgan "decisiones radicales".
El Kremlin "está a favor de mantener la tendencia positiva en las relaciones con Estados Unidos, lograda por Obama y (el anterior presidente ruso) Dmitri Medvédev, pero no piensa acallar los temas espinosos de la agenda bilateral e internacional", comentó Yuri Ushakov, asesor de Putin.
Por su parte, la Casa Blanca ha querido destacar esta semana que los esfuerzos del gobierno de Obama para mejorar la relación con Rusia han dado "resultados muy positivos" en campos como las sanciones a Irán y la cooperación para el desarme nuclear.
Ambos países suscribieron en abril de 2010 en Praga el nuevo tratado START de reducción de armamento nuclear y están trabajando juntos en el Grupo 5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania), que precisamente continuará sus negociaciones con Irán este lunes y martes en Moscú.
Aparte de los desacuerdos sobre Siria, el principal problema bilateral es el escudo de defensa antimisiles de la OTAN en Europa, que Rusia ve como una amenaza.
En marzo pasado en Seúl, antes de la inauguración de la II Cumbre sobre Seguridad Nuclear, Obama mantuvo una reunión bilateral con Medvédev, entonces todavía presidente ruso.
Los micrófonos captaron entonces un intercambio privado entre ambos en el que Obama indicaba que tendría "más flexibilidad" para tratar con Rusia sobre sus desacuerdos acerca de la defensa antimisiles si resulta reelegido en los comicios de noviembre en EEUU.