El Presidente de EE.UU., Barack Obama, cerró hoy su campaña pública en favor de la reforma sanitaria -que será votada durante este fin de semana- con un mitin en el que pidió, de nuevo, el apoyo popular a la iniciativa.
Obama compareció hoy en la Universidad George Mason en Fairfax, en las cercanías de Washington, en lo que supuso su cuarto encuentro público en diez días en favor del proyecto, su principal prioridad legislativa y en cuya votación se juega su capital político.
"En unos pocos días, una lucha que ha durado un siglo culminará en un voto histórico", declaró el mandatario estadounidense, en alusión a la consulta en la Cámara de Representantes que se espera para este domingo.
"Cuando hemos encarado tales decisiones en el pasado, este país ha escogido cada vez extender su promesa a más gente", sostuvo ante un público juvenil que no llenó el pabellón deportivo en el que se celebraba el acto.
La reforma sanitaria busca dar cobertura a cerca de 30 millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de seguro médico.
El jefe de la Casa Blanca aludió a las críticas que ha recibido en los programas de análisis político y aseguró que su defensa de este proyecto de ley "no tiene nada que ver con la política" o las encuestas.
"No tengo ni idea del impacto que esto vaya a tener en nuestras cifras en los sondeos", sostuvo. "No sé qué impacto político tendrá la aprobación de la reforma sanitaria. Pero sé que es lo correcto", agregó.
En este sentido, citó al Presidente Theodore Roosevelt para asegurar que "una lucha agresiva por lo que es justo es el deporte más noble que hay en el mundo".
Si la votación fracasa, "la industria aseguradora seguirá haciendo de las suyas sin control".
"Es un debate que no solo se refiere al costo de nuestro sistema sanitario, sino al carácter de nuestro país, acerca de si podemos afrontar los desafíos de nuestra época y si seguimos siendo un país que da a sus ciudadanos la oportunidad de ver sus sueños cumplidos", sostuvo.
Se espera que la Cámara de Representantes vote este domingo la reforma, en un fin de semana en el que quedará resuelto si el proyecto sale finalmente adelante, tras un año de negociaciones, debates y votaciones, o si queda aparcada durante el futuro previsible.
El resultado de esa votación es aún incierto, ya que la mayoría demócrata reconoce que todavía no cuenta con los 216 votos necesarios en esa cámara para aprobar la medida.
No obstante, en los últimos días varios congresistas que hasta ahora habían expresado su oposición se han pronunciado en favor de la reforma, lo que ha suscitado el optimismo entre los dirigentes demócratas y la Casa Blanca, que a través de llamadas telefónicas y conversaciones directas tratan de juntar, voto a voto, la mayoría necesaria.
LOS ÚLTIMOS ESFUERZOS
Obama anunció el jueves que aplazaba tres meses una gira por Guam, Indonesia y Australia que debía haber comenzado inicialmente esta semana y que ya había pospuesto hasta el domingo para poder estar presente en el tramo final del proceso de la reforma.
En los últimos días, según la Casa Blanca, el mandatario ha sostenido conversaciones personales con varios congresistas para presionarles a que aprueben el proyecto. El sábado está previsto que se reúna con los demócratas de la cámara baja para insistir en el mensaje.
La Cámara de Representantes tiene previsto realizar dos votaciones el domingo. Además de la reforma sanitaria, someterá a votación un segundo proyecto de ley que introduce una serie de enmiendas para satisfacer a los congresistas renuentes.
Esa segunda propuesta a diferencia de la primera, que se trasladará directamente a Obama para su firma requerirá el visto bueno del Senado, en una votación que podría tener lugar a lo largo de la semana próxima.
En la cámara alta los líderes demócratas tienen la intención de someterla al procedimiento conocido como "reconciliación", reservado en general para medidas presupuestarias y que permite aprobar la iniciativa por mayoría simple, 51 votos, en vez de los 70 que harían falta por el procedimiento ordinario.