Barack Obama, dice que se siente "energizado" por los desafíos que enfrenta su administración, a pesar de que hay días en que no duerme bien.
Porque no son pocos los problemas que complican al mandatario de EE.UU. La crisis en Ucrania, el avance de los yihadistas del EI (Estado Islámico) en Irak y Siria y la expansión del ébola en África Central. Eso sin contar los conflictos internos en su país, ya que debe encarar una compleja crisis migratoria y unas elecciones legislativas en noviembre donde su partido no saldrá bien parado.
Pero el mandatario sabe las consecuencias que tienen sus decisiones. Incluso sugirió que está arrepentido por su actuar el mes pasado, cuando fue duramente cuestionado por ir a jugar golf justo después de hablar sobre el video donde los yihadistas decapitaban al periodista James Foley.
La senadora demócrata Dianne Feinstein tildó su política exterior como "muy cautelosa", mientras que el senador republicano John McCain aseguró que Obama "no percibía la realidad tal como es".
Pero luego de dos semanas muy duras, Obama respondió. Ayer, en el programa "Meet the Press" de la cadena NBC, el presidente adelantó parte del "plan de acción" de Estados Unidos para frenar el avance del Estado Islámico, justo cuando el Pentágono reiniciaba los bombardeos en el oeste de Irak, que había delimitado.
Este miércoles, un día antes de que el pueblo estadounidense lamente un nuevo aniversario de los atentados del 11/9, el Presidente planea dirigirse al país anunciando una ofensiva para "perseguir a los terroristas donde quiera que estén".
Obama fue enfático en recalcar que su país "tiene la capacidad para lidiar con esto". Además, aclaró que la intervención de Estados Unidos no incluiría el envío de tropas terrestres a la región, asegurando que "esto no es el equivalente a la guerra de Irak".
Además, recalcó que EE.UU. trabajaría en conjunto con "aliados regionales" como el propio gobierno de Irak y las fuerzas kurdas. El mandatario aseguró que no era la intención de EE.UU. invadir cada país donde funcionen grupos terroristas. Y que la meta debía ser crear una alianza "con los gobiernos que están comprometidos en hacer retroceder" a este tipo de grupos extremistas.
Abordando otra preocupación internacional, Obama comprometió a su país en ayudar a estabilizar la crisis que vive África Central por el descontrolado brote de ébola en la región. Según Obama, EE.UU. tiene la responsabilidad de otorgar recursos a los países que carecen de infraestructura en salud pública.
A pesar de que por ahora el presidente descartó la posibilidad de que el brote de ébola alcance el territorio estadounidense, sí advirtió que el virus podría mutar de no ser controlado a tiempo, llegando incluso a ser "una seria amenaza para Estados Unidos".
Desde el sábado, además, Obama ha sido bombardeado con críticas tras su reciente decisión de postergar la reforma migratoria hasta después de las elecciones legislativas de noviembre.
El senador demócrata, Roberto Menéndez, dijo que se encontraba "profundamente decepcionado de que el presidente no haya actuado". Desde la oposición republicana, el senador por Florida Marco Rubio señaló que no quiere "tener que rendirle cuentas a los votantes durante unas elecciones de mitad de mandato por una medida que (Obama) sabe que es impopular".
El mandatario defendió su decisión, argumentando que "la política ha cambiado sustancialmente en medio del verano" por la masiva llegada de inmigrantes a la frontera sur. Y negó que esta medida se trate de una táctica para ayudar al oficialismo a mantener su mayoría en la Cámara Alta