Tanto desde la derecha como desde la izquierda, el domingo se multiplicaron las críticas al presidente estadounidense, Barack Obama, quien postergó para el final del año, tras las elecciones legislativas parciales, cualquier decisión sobre una eventual legalización de inmigrantes ilegales.
La Casa Blanca hizo saber el sábado que Obama no tomaría ninguna decisión en el ámbito migratorio antes de las elecciones legislativas de noviembre. Las organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes esperaban un anuncio de regularización temporal y un cese de las expulsiones.
La decisión presidencial parece destinada a no perturbar durante su campaña a los senadores demócratas salientes, en un contexto en el que está en riesgo la mayoría oficialista en esa cámara.
"La verdad es que la política ha cambiado sustancialmente en medio del verano a causa de este problema", explicó Obama en una entrevista con la cadena NBC difundida el domingo. El problema evocado por el presidente ha sido la llegada masiva de menores sin papeles a la frontera entre México y Texas, que ha monopolizado las portadas de los medios en Estados Unidos en julio.
"Quiero dedicarle más tiempo a preparar nuestros decretos para hacerle comprender a las personas por qué hacemos esto, por qué es lo correcto para los estadounidenses y la economía estadounidense", explicó.
Pero el aplazamiento de cualquier norma tendiente a legalizar a los inmigrantes sin papeles también ha sido criticado por los conservadores, firmemente opuestos a cualquier "amnistía", que lo consideran un repliegue puramente táctico.
"No quiere tener que rendirle cuentas a los votantes durante unas elecciones de mitad de mandato por una medida que él sabe que es impopular", reaccionó el senador republicano Marco Rubio en la cadena CBS.
Marco Rubio, aspirante oficioso a la Casa Blanca en 2016, había apoyado en 2013 una histórica reforma de todo el sistema de inmigración, pero -señal de la delicadeza del tema- ahora se sumó a la posición dominante en su partido: el no a la reforma mientras la frontera siga siendo porosa.
En filas demócratas, el cercano colaborador del presidente Robert Menéndez declaró el domingo a Fox News que estaba "profundamente decepcionado de que el presidente no haya actuado".
Menéndez fue uno de los artesanos de la gran reforma aprobada por el Senado en junio de 2013, que hubiera conducido paulatinamente a millones de inmigrantes a obtener la ciudadanía estadounidense. La Cámara de Representantes, con mayoría republicana, jamás discutió el proyecto.