Era uno de los temas en la agenda del Presidente norteamericano, Barack Obama, en su visita a China que comenzó ayer. Sin embargo, antes de partir rumbo a Shanghai desde Singapur, la urgencia del debate se diluyó. Esto, porque en forma sorpresiva los líderes mundiales reunidos en la cumbre de Apec le dieron un duro golpe a la próxima cita sobre cambio climático de Copenhague, al anunciar que es "poco realista" que se logre un acuerdo definitivo, con metas vinculantes de reducción de emisiones, en ese encuentro. La reunión de la capital danesa apostaba a ser un punto de inflexión en la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, la declaración de Singapur puede convertir la cita en sólo un paso más en la búsqueda de un compromiso global frente al tema.

"Los líderes, incluido Obama, evaluaron que es poco realista esperar que un acuerdo internacional completo y legalmente vinculante pueda ser negociado entre ahora y Copenhague, que comienza en 22 días", dijo Michael Froman, asesor adjunto de seguridad nacional para temas de economía internacional de la Casa Blanca, tras la cita de ayer. El primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, había viajado durante la noche desde Copenhague para estar presente en el encuentro e intentar una salida para salvar la cumbre. Así, finalmente, los líderes de los países de Apec -que reúne a varios de los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo, como China, Estados Unidos, Indonesia y Australia- se comprometieron a lo que se ha denominado un acuerdo a dos pasos.

En Copenhague se buscaría ahora sólo una declaración "políticamente vinculante" para que los mandatarios se comprometan a seguir adelante en la búsqueda de un acuerdo definitivo. Sin embargo, los compromisos específicos que inicialmente eran el objetivo de la cita danesa -es decir, fijar cuotas y porcentajes de reducción de emisiones de CO2 de aquí al 2020 y 2050- quedarían para otra reunión en México, cuyo Presidente, Felipe Calderón, fue uno de los organizadores de la cita en Apec para tratar el tema climático. Según la agencia EFE, Obama habría defendido esa propuesta, señalando que "no se debe dejar que lo perfecto sea enemigo de lo bueno".

EL FACTOR CHINO
Uno de los principales obstáculos para alcanzar un acuerdo vinculante en Copenhague eran precisamente los problemas internos que enfrentaba Obama para impulsar un compromiso de Estados Unidos y las presiones de China. Beijing había insistido en que no estaba dispuesto a ningún compromiso obligatorio sobre límites de emisiones (aunque ha dado pasos hacia una reducción de emisiones) y exigía un mayor compromiso de Washington.  China y EEUU representan juntos el 40% del total de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, según algunos, el acuerdo de Singapur aparece como un triunfo para el gobierno chino y una derrota para Obama, que apostaba a abordar el tema en Beijing mañana con Hu Jintao y lograr un compromiso más concreto de parte de China en la cita danesa.

La visita de  Obama a China estará ahora centrada principalmente en temas económicos. Estados Unidos tiene un fuerte déficit comercial con China y quiere una relación más equilibrada y que su moneda tenga una cotización más acorde con el mercado. Beijing ha evitado abordar ese tema, consciente de que Washington tiene poca capacidad de presión, porque Beijing posee más de $ 700 mil millones en bonos de la deuda pública de EEUU. Obama ha insistido en que las relaciones entre su país y China marcarán la política mundial en el siglo XXI. Por eso, los analistas norteamericanos coinciden en que la visita es clave para proyectar el futuro de la relación entre Washington y Beijing.