El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó indirectamente hoy "hipócritas" a quienes le reclaman que no hace lo suficiente para que sea restituido en el cargo el presidente hondureño, Manuel Zelaya, tras el golpe de estado del 28 de junio.
Obama trató el tema tras la cumbre con su colega de México, Felipe Calderón, y con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper. Los tres se comprometieron a "fortalecer" las instituciones internacionales como mecanismo para "defender la democracia" en el continente.
En la conferencia de prensa conclusiva de la cumbre en Guadalajara, Obama dijo: "creemos que el presidente Zelaya fue retirado ilegalmente de su puesto, que hubo un golpe de estado y que debe regresar".
Sobre quienes afirman que su gobierno no hace los esfuerzos necesarios para que Zelaya recupere el cargo, teniendo en cuenta la gran influencia que tiene sobre Honduras, dijo que son "los mismos críticos que dicen que siempre estamos interviniendo y que los yanquis deben salir de América Latina".
Fue entonces cuando expresó que "si estos críticos piensan que repentinamente deberíamos actuar de una manera que en cualquier otro contexto les pareció mal, eso indica que quizá hay cierta hipocresía en su enfoque de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, y que ciertamente no va a guiar mi política".
Obama, Calderón y Harper expresaron su "compromiso con las instituciones democráticas y el estado de derecho" en el continente y apoyaron las resoluciones adoptadas por la Organización de Estados Americanos (OEA) en torno de la crisis en Honduras causada por el golpe.
"Debemos fortalecer a la Organización de Estados Américanos, a la mediación de Oscar Arias y, quizá, constituir un Grupo de Amigos de Honduras que coadyuve a la normalización de la democracia" en ese país, dijo Calderón.
Calderón respaldó a Obama y consideró que el gobierno de Estados Unidos no tiene por qué asumirse como "el gran solucionador o resolvedor" de la crisis en Honduras.
Los tres gobernantes discutieron "ampliamente" sobre el golpe de estado en Honduras y reafirmaron su apoyo al Acuerdo de San José, una propuesta del presidente Oscar Arias que prevé en primer lugar la restitución de Zelaya en el cargo, y que fue rechazada por el régimen de facto.