Luego de que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobara ayer la resolución que autoriza un ataque militar en Siria, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, apostará sus fichas a la cumbre del G-20 que hoy comienza en San Petersburgo, la ciudad natal de su par ruso, Vladimir Putin. Allí buscará los respaldos necesarios para atacar al régimen de Bashar Assad, a quien responsabiliza del ataque con armas químicas ocurrido en las afueras de Damasco hace dos semanas.

A pesar del aspecto económico de la cumbre, temas como el desempleo, el crecimiento, la regulación de mercados financieros o la evasión quedarán en parte eclipsados por la crisis siria. Aunque no figura en la agenda oficial, ese será el tema principal en todos los encuentros bilaterales y la atención estará en él, ya que no se descarta que Obama intente un último esfuerzo para convencer a Rusia de que levante la mano en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En el plano interno, al menos, ayer se anotó un triunfo importante luego que el Comité de RR.EE. del Senado le diera luz verde a su plan militar, con 10 votos a favor y 7 en contra. Tras esto, le restará el voto en el pleno del Senado, la próxima semana, y otro en la Cámara de Representantes, a continuación.

A pocas horas de encontrarse con Putin en San Petersburgo, Obama aprovechó una escala en Estocolmo para instar al presidente ruso a cambiar de postura respecto de Siria. "La actuación internacional sería mucho más eficiente si Rusia abordara el tema de otra forma", dijo.

Sin embargo, horas antes Putin se había mostrado por primera vez dispuesto a apoyar una intervención en Siria si se demuestra que el régimen de Assad lanzó un ataque químico contra la población civil, aunque siempre dentro del marco de la ONU.

Obama apeló ayer a la "credibilidad" de la comunidad internacional para apoyar el ataque. "No es mi credibilidad la que está en evidencia, es la de la comunidad internacional y la del Congreso", afirmó el mandatario, para quien el mundo no puede permanecer "en silencio". Agregó que "yo no fijé una línea roja. El mundo fijó una línea roja", recordando cómo hace muchos años la comunidad internacional desterró el uso de armas químicas. Se mostró convencido, además, de que no repetirá el error de Irak. "No estoy interesado en repetir errores por culpa de malas informaciones. Pero lo puedo decir con toda seguridad: se han usado armas químicas".

En busca de apoyo a la intervención militar, Obama sostendrá reuniones bilaterales con sus pares de China, Xi Jinping; de Francia, François Hollande, y con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, durante la cumbre del G-20, confirmó ayer la Casa Blanca.

Aunque hasta ayer el protocolo no preveía ningún encuentro bilateral entre ambos, Putin no descartó una cita informal con Obama, con quien ha tenido varios roces en los últimos meses, por Siria y el caso Snowden. "Creo que lograremos hablar al margen de la cumbre", dijo.

La UE también mantendrá una reunión paralela a la cita, en la que Francia intentará recabar apoyo entre sus socios europeos. Agregando presión a la comunidad internacional, el primer ministro británico, David Cameron, instó ayer a EE.UU. a actuar contra Siria por temor a que la falta de respuesta dé lugar a nuevos "ataques con armas químicas" por parte de Assad.

Los países miembros del G-20 explican casi el 90% del PIB mundial, el 80% del comercio global y las 2/3 partes de la población mundial.