El Presidente Barack Obama, quien dijo tener "la sangre de Africa dentro de mí", tuvo severas palabras al referirse al continente de sus antecesores al afirmar que "las fuerzas de la tiranía y la corrupción deben ceder si Africa quiere encontrar un futuro mejor".

"Ningún país creará riqueza si sus gobernantes explotan la economía para enriquecerse o si los narcotraficantes pueden comprar a la policía", afirmó a su arribo a Accra, capital de Ghana.

"Ninguna empresa quiere invertir en un lugar donde el gobierno se lleva el 20% de la ganancia o el jefe de la Aduana es corrupto. Nadie quiere vivir en una sociedad donde el imperio de la ley es avasallado por el imperio de la brutalidad y el soborno. Eso no es democracia, eso es tiranía y debe terminar ya", sostuvo.

En un pleno del parlamento de Ghana, exhortó a las sociedades africanas a aprovechar las oportunidades para la paz, la democracia y prosperidad.

"Este es un momento nuevo y prometedor", dijo. "Para realizar esa promesa, debemos ante todo reconocer una verdad fundamental a la que ustedes han dado vida en Ghana: el desarrollo depende del buen gobierno. Ese es el ingrediente que ha faltado en demasiados lugares por demasiado tiempo. Ese es el cambio que puede desencadenar el potencial de Africa".

Obama realiza una visita de 21 horas a la nación del oeste africano, optando por éste país para resaltar su tradición democrática y sus relaciones con Occidente. Legisladores de Ghana calificaron su primera visita presidencial al Africa subsahariana como un "reencuentro espiritual".

"Lo que ocurre aquí tiene impacto en todo el resto", afirmó Obama durante una reunión con el presidente de Ghana, John Atta Mills.

AGENDA
Luego de los encuentros protocolares, Obama acudiría a un hospital y un antiguo puesto de tránsito de esclavos, acompañado por su esposa Michelle, tataranieta de esclavos.

No se planeó ningún encuentro con público numeroso, en parte por temor a que se repitiera una estampida como casi ocurrió en 1998, cuando vino el presidente Bill Clinton.

Sin embargo, el público se agolpó en las calles el sábado por la mañana y muchos saludaron el paso de la caravana de Obama cuando se dirigió a una reunión en el Castillo Osu, la residencia presidencial. Una mujer salió de un café ondeando una bandera estadounidense mientras otros vendían carteles y camisetas con la imagen de Obama.