El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió hoy ayuda a su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para presionar a Irán para que renuncie a un programa nuclear con fines militares, informó la Casa Blanca.

Ambos Mandatarios se reunieron hoy por espacio de treinta minutos al margen de la cumbre del G8 que se desarrolla en la ciudad italiana de L'Aquila, en un encuentro en el que abordaron la situación en Irán, el golpe de Estado en Honduras, la crisis económica y la energía y el cambio climático.

Según explicó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, Obama explicó a Lula que EEUU cuenta con Brasil, que mantiene buenas relaciones comerciales con Irán, para ayudar a convencer a la República Islámica para que renuncie a un programa nuclear con fines militares.

Según Gibbs, Obama indicó a Lula que esas buenas relaciones conceden a Brasil una oportunidad única para reiterar la posición del G8 acerca de Irán.

En su reunión, Obama también expresó a Lula su agradecimiento por la coordinación de Brasil y otros países en el continente para buscar una solución diplomática en Honduras de modo que vuelva al poder el depuesto Presidente Manuel Zelaya.

En lo que respecta al cambio climático, los dos países acordaron mantener la cooperación para buscar un mayor consenso entre los países de cara a la reunión de Copenhague el próximo diciembre.

Además Obama y Lula departieron sobre uno de los temas favoritos del brasileño: el fútbol. Al inicio de la reunión, el Presidente de Brasil cumplió la palabra que había dado el miércoles ante la prensa y obsequió al Mandatario norteamericano una camiseta de la selección brasileña de fútbol, firmada por todos los integrantes que recientemente ganaron la Copa Confederaciones en Sudáfrica.

Pese a que la pasión del líder demócrata es el baloncesto, Obama se mostró entusiasmado con el regalo.

La reunión entre ambos terminó con risas: las que el presidente de Estados Unidos despertó en el brasileño al asegurarle que su país "nunca volverá a desperdiciar una ventaja de dos goles", refiriéndose a la victoria brasileña sobre la selección estadounidense en la final por 3-2 después de remontar un 2-0 en contra.

El miércoles, Lula hizo gala del equipo nacional de su país tras la reunión que mantuvo con el resto de los líderes del G5 (México, India, Sudáfrica y China), a los que regaló una camiseta firmada y les expresó su deseo de que lleguen a tener selecciones de fútbol tan buenas que puedan enfrentarse a la verdeamarilla.