En momentos en que los precios del petróleo se disparan por la incertidumbre en Medio Oriente, el Presidente de EE.UU., Barack Obama delineó su estrategia de seguridad energética a través de un anuncio concreto: reducir las importaciones de petróleo en un tercio en algo más de una década.

"Hoy estoy poniendo una nueva meta: cuando fui elegido a la presidencia, Estados Unidos importaba 11 millones de petróleo diarios. En poco más de una década a partir de ahora, lo recortaremos en un tercio", prometió y subrayó: "Es algo que podemos lograr". Cómo lo hará: impulsando la producción de energía local, fomentando el uso de gas natural en vehículos como autobuses urbanos, fabricando automóviles y camiones más eficientes, y alentando a los biocombustibles.

Obama pronunció un discurso sobre el tema en la Universidad de Georgetown y reconoció, en todo caso, que es "consciente" de que su país seguirá dependiendo de la importación de petróleo "por un buen tiempo". En esta línea, indicó que EE.UU,. puede contar con socios como Brasil ("que recientemente descubrió significativas nuevas reservas de petróleo", recordó) o México y Canadá, con quienes el país norteamericano "comparte tecnología y conocimientos estadounidenses".

A la par sin embargo, subrayó que Estados Unidos tiene que mirar más allá de la importación de petróleo y, en general, de este combustible porque "no se puede permitir" a largo plazo que su futuro dependa de una fuente de energía que se sabe que se acabará en un momento u otro.

"Estados Unidos no puede permitirse apostar su prosperidad y seguridad a largo plazo en una fuente que acabará por acabarse. Ya no, no cuando el costo para nuestra economía, nuestro país y nuestro planeta es tan alto", advirtió y agregó mirando a los estudiantes: "No cuando vuestra generación necesita que nosotros arreglemos esto".

"Seguiremos siendo víctimas de los cambios en el mercado de petróleo hasta que vayamos en serio con las políticas de largo plazo para lograr una energía segura y asequible", subrayó.

Más de la mitad del petróleo que consume Estados Unidos es importado, Canadá y México son los dos principales proveedores, seguidos por Arabia Saudita y Venezuela.