París, Londres, Washington y Berlín celebraron hoy una videoconferencia para acordar un accionar conjunto en torno a la situación en Libia, en una cita que es previa a la reunión multilateral que se desarrollará este martes en Londres entre los ministros de Exteriores de más de 35 países y de representantes de la ONU, de la Liga Arabe, de la Unión Africana, de la Unión Europea y la OTAN.

El diálogo entre Nicolas Sarkozy, David Cameron, Barack Obama y Angela Merkel duró unos cuarenta minutos y estuvo especialmente centrado en el llamado francés a los seguidores de Gaddafi a abondonar las armas y buscar una salida negociada al conflicto.

El llamado parece haber tenido efecto casi inmediato. Al menos un grupo del Ejército, con una unidad de alrededor de 10 oficiales, salió por la televisión qataría de Al Jazeera anunciando que se pasaba a las filas opositoras.

La de este martes será la primera reunión del llamado "grupo de contacto" sobre Libia, encargado del pilotaje político de la operación militar, cuya dirección ha sido asumida por la Alianza Atlántica, al igual que las misiones de protección de la población civil libia.

En Londres se examinará la cuestión de cómo aportar "ayuda de urgencia" al país del norte de Africa, además de decidir "cómo responder a las necesidades del pueblo libio en el futuro", una vez fuera del poder Muammar Gaddafi.

El foro examinará, asimismo, la iniciativa tomada hoy por Sarkozy y Cameron, quienes en una declaración conjunta afirmaron que Gaddafi "debe irse de inmediato", pues su régimen "ha perdido toda legitimidad".

"La conferencia empezará a apoyar un nuevo futuro para Libia", señaló hoy el Ministerio de Exteriores británico.

A su vez, el Presidente de EE.UU. Barack Obama tiene previsto dar un discurso hoy sobre los motivos y el desarrollo de la misión militar internacional en Libia, adelantaron medios norteamericanos. Con la intervención prevista para esta noche en una universidad militar en Washington, Obama intentará responder a las críticas de que que no ha informado de forma satisfactoria al Congreso y la opinión pública estadounidense sobre la misión.