El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, compartió lágrimas y abrazos este domingo con los familiares de los fallecidos en la masacre ocurrida en un cine de Aurora, Colorado, en el  centro-oeste del país, mientras miles de personas homenajearon a las víctimas.

La primera escala que hizo Obama en su visita a Aurora fue en la  Universidad del Hospital Colorado, donde se reunió con parientes de las  víctimas y donde se encuentran en estado crítico algunos de los sobrevivientes.

Tras ese evento, Obama dijo que "tuvo la oportunidad de darles algunos abrazos y de derramar algunas lágrimas, pero también de compartir algunas  risas" mientras los familiares recordaban las "maravillosas" vidas de las  víctimas.

"Les confesé que las palabras son siempre inadecuadas en este tipo de  situaciones", comentó el presidente mientras miles de personas se reunían para  rendir homenaje a las víctimas frente la alcaldía de Aurora.

El viernes, un hombre armado irrumpió en una sala de cine donde se  estrenaba el último episodio de Batman, "The Dark Knight Rises". Sus disparos mataron a 12 personas, entre ellas Veronica Moser Sullivan, una niña de seis  años, e hirieron a otras 58, entre ellas la madre de esa niña. 

Las iglesias habían estado colmadas esa mañana puesto que muchas personas  conocían a alguna de las víctimas. Y al atardecer del domingo, al menos 3000  personas iniciaron un homenaje a los muertos en la masacre.

Poco después del discurso de Obama, miles de personas ofrecían aplausos  espontáneos a los oficiales de policía, del ejército o a cualquiera que se  acercaba al podio para rendir homenaje.

"Si bien tenemos nuestro corazón  roto, nuestra comunidad no lo está",  afirmó el alcalde de Aurora, Steve Hogan, a una multitud entre la que se  encontraban muchas personas llorando.

El gobernador de Colorado, John Hickenlooper, logró el aplauso general  cuando se rehusó a nombrar al supuesto responsable de la masacre, James Holmes,  y se refirió a él como "sospechoso A", insistiendo en que la prioridad deber  ser recordar a las 12 víctimas mortales.

Hickenlooper leyó en voz alta sus nombres, y la multitud repitió "Los  recordaremos".