El Presidente de Estados Unidos Barack Obama rindió ayer homenaje a las víctimas de la primera bomba atómica en una histórica y emotiva visita a Hiroshima, hecho que volvió a abrir el debate por las armas nucleares. "Hace 71 años, la muerte cayó del cielo", recordó Obama, en medio de un impresionante silencio, ante el memorial de las víctimas de la bomba lanzada por Estados Unidos en esta ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945.
Hiroshima albergaba entre 280 mil y 290 mil personas y cerca de 42 mil militares antes del ataque nuclear. La explosión, el calor y la radiación de la bomba de uranio causaron la muerte en ese año de 140 mil personas.
Ese día el mundo "cambió para siempre" y esta bomba "demostró que la humanidad tiene los medios para destruirse a sí misma", dijo el Presidente estadounidense. "¿Por qué estamos aquí, en Hiroshima? Hemos venido a reflexionar sobre esta terrible fuerza liberada en un pasado no muy lejano. Hemos venido para rendir homenaje a los muertos", dijo Obama, con el rostro serio.
Acompañado por el primer ministro japonés Shinzo Abe, el mandatario había depositado momentos antes una corona de flores en el cenotafio de Hiroshima, que contiene decenas de volúmenes donde están consignados los nombres de las víctimas de la bomba nuclear. El lugar es visitado cada año por más de un millón de personas.
Obama es el primer Presidente estadounidense en ejercicio en visitar el Parque del Monumento de la paz en Hiroshima para rendir homenaje a los 210.000 japoneses muertos por el fuego nuclear. En la ceremonia, llena de emoción, el Presidente conversó con los sobrevivientes. Entre éstos estaba Sunao Tusboi, de 91 años y en cuyo rostro todavía son visibles las quemaduras que sufrió por la bomba, quien le dijo a Obama que su discurso "lleno de referencias a la felicidad y el bienestar" le había hecho "sentir más joven", lo que hizo reír al mandatario. También pudo hablar con Shigeaki Mori, de 79 años, que reconoció que se sintió sobrecogido por la situación, por lo que Obama le dio un abrazo cariñoso (ver nota secundaria).
Pese a los gestos de Obama los analistas advierten que la amenaza de las armas nucleares no ha disminuido. Incluso teniendo en cuenta la existencia del Tratado de no proliferación nuclear, firmado el 1 de julio de 1968, para restringir la posesión de armas nucleares. Con un total de 15.350 ojivas nucleares, el mundo sigue en riesgo, según las estimaciones de la Federation of American Scientists, consignadas por la agencia Ansa, con Washington y Moscú que mantienen casi 1.800 unidades en estado de alerta constante, listas para el lanzamiento.
Por ejemplo, Rusia tiene 7.300 ojivas nucleares y se comprometió en actualizar su armamento soviético. Mientras que entre 200 y 300 unidades están en posesión de Francia, de China y de Reino Unido; otras 120 y 130 unidades tienen India y Pakistán.
Algunos analistas señalan que el fracaso de las potencias nucleares en los esfuerzos de desarme ha aumentado el riesgo de la difusión atómica. En ese sentido, Obama dijo ayer que "hay que tener el valor de salir de la lógica del miedo y tratar de lograr un mundo sin armas nucleares".
Pese a sus palabras, su visita a Hiroshima coincidió con el censo sobre arsenal nuclear de Estados Unidos dado a conocer por el diario The New York Times. El estudio, realizado por el Pentágono, reveló que la actual administración es la que menos ha reducido las reservas nucleares en comparación con las presidencias posteriores a la Guerra Fría. De acuerdo al conteo, en 2015 se desmantelaron 109 ojivas nucleares, en comparación a las 356 en 2009, en el primer año de presidencia de Obama. Así, el arsenal del país alcanzó las 4.571 ojivas, mientras que en 2008 eran 5.273, el último censo realizado por el entonces mandatario George W. Bush.
El diario señala que la falta de progreso en el control de armas y el desmantelamiento de ojivas nucleares parecen coincidir con la presión de la administración Obama para realizar una modernización nuclear, que incluye mejoramientos de armas, misiles y submarinos a un costo estimado de US$ 1 billón en las próximas tres décadas.
Las palabras de Obama recordaron a las que pronunció en 2009 en Praga, donde señaló que la existencia de miles de armas nucleares era "el legado más peligroso de la Guerra Fría" y también se pronunció entonces en pos de buscar la paz de un mundo sin ese tipo de armamentos.
Los acuerdos START I y II para reducir y tener bajo control los armamentos, firmados a principios de los años 90 por Estados Unidos y Rusia, además del SORT de Moscú en 2002, han producido mucho menos de lo esperado.
El nuevo START de 2010 de Praga, firmado por Obama y por el entonces Presidente ruso Dmitri Medvedev, y operativo desde 2011, quedó congelado tras el desencadenamiento de la crisis en Crimea y su anexión a Rusia a principios de 2014. De ese modo, la reducción recíproca de ojivas estratégicas pactada para 2018 parece irrealizable.
El último capítulo sobre el asunto nuclear fue el iraní, tras el histórico acuerdo sobre el programa atómico alcanzado en julio de 2015 entre el gobierno de Teherán y el llamado Grupo 5+1, que generó malestar en el gobierno de Israel.
Mientras, sobre Corea del Norte se cree que tiene un arsenal que comprende menos de 10 cabezas nucleares, aunque no está claro si puede lanzarlas.