En una conferencia conjunta en Londres, el Presidente de EEUU, Barack Obama y el primer ministro británico, David Cameron, se comprometieron a aumentar la presión sobre el régimen del líder libio Muammar Gaddafi, para forzar su salida del poder.
"Continuaremos las operaciones hasta que cesen los ataques de Gaddafi contra los civiles. El tiempo corre contra Gaddafi, que debe dejar el poder y dejar Libia al pueblo libio", dijo Obama. En tanto, Cameron explicó que el régimen está bajo presión y "es algo que se ve en que los rebeldes han liberado buena parte de Misrata y en su éxito en otras partes del país".
Sin embargo, indicaron que no enviarán tropas terrestres a Libia. "David y yo estamos de acuerdo en que no se pueden poner botas sobre el terreno", dijo Obama, para hacer frente al régimen y afirmó que "no hay plazos artificiales" para poner fin a la misión de la OTAN.
No obstante, expresó su convencimiento en que con las operaciones de la Alianza Atlántica se ha creado "el impulso suficiente para que inevitablemente Gaddafi se vea obligado a abandonar el poder". Obama advirtió de que va a ser un "proceso lento pero seguro" y consideró que la misión internacional ha servido para "evitar muertes de civiles", un mensaje que deber servir para recordar que "a veces hay que ser más paciente de lo que quisiera la gente".
Cameron hizo un paralelismo entre el momento político que se vive en países de Oriente Medio y el norte de Africa con los años posteriores al final de la Guerra Fría, y aseguro sentir "la misma pasión por extender la libertad que tuvieron nuestros antecesores".