El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, recibieron los restos mortales del embajador Chris Stevens y de los otros tres estadounidenses fallecidos el martes en el asalto al consulado en Bengasi, Libia.
La ceremonia tuvo lugar en la Base Aérea de Andrews, en Maryland, a las afueras de la capital estadounidense.
En la ceremonia de recepción de los restos mortales de los diplomáticos, el mandatario prometió que su país "se mantendrá firme ante la violencia en nuestras misiones diplomáticas".
Agregó que la "justicia llegará para aquellos que dañen a estadounidenses", tras reconocer que ha visto "imágenes muy duras" de las protestas en embajadas estadounidenses en todo el mundo.
Junto con Stevens, el embajador estadounidense en Libia, fallecieron en el ataque Sean Smith, funcionario diplomático, y los agentes de seguridad Tyrone S. Woods y Glen A. Doherty, quienes fueron identificados anoche.
Clinton había nombrado a Stevens, un veterano diplomático con más de dos décadas de carrera en el Servicio Exterior de EE.UU., en mayo pasado como embajador en Libia para apoyar la transición política en el país tras la caída del régimen de Muammar Gaddafi.
En un principio se pensó que tras el ataque al consulado en Bengasi y la embajada en El Cairo, también el martes pero sin víctimas mortales, estaba una película realizada en EEUU que se burla del islam y caricaturiza al profeta Mahoma.
Sin embargo, funcionarios estadounidenses y libios han puesto en duda que la violencia creciera espontáneamente a raíz de la indignación por el tinte antimusulmán de la película y apuntan, al menos en el caso del consulado en Bengasi, a un ataque planeado y "relacionado con el aniversario del 11 de septiembre".