El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo chino, Xi Jinping, prometieron el viernes poner las bases de un "nuevo modelo" para "forjar el futuro" de las relaciones entre Estados Unidos y China, al inicio de una cumbre informal en California.
Obama, que aseguró que las buenas relaciones entre ambos países son importantes "para el mundo", dijo que espera un "nuevo modelo de cooperación con Pekín", una propuesta que Xi retomó en su declaración como "un nuevo modelo de relación entre países grandes".
"El presidente Xi acaba de asumir sus funciones en marzo y nuestra decisión de vernos tan rápido demuestra la importancia de las relaciones entre Estados Unidos y China", manifestó Obama frente a periodistas, en la suntuosa propiedad de "Sunnylands" de Rancho Mirage, a 160 km de Los Ángeles, donde mantendrán conversaciones el viernes por la noche y el sábado por la mañana.
El presidente estadounidense mencionó no obstante eventuales temas de discordia entre las dos potencias, como en ciberseguridad, un ámbito en el que deseó que Pekín y Washington "trabajen juntos", además de otros relativos a Corea del Norte o derechos humanos.
Se espera que las conversaciones de la cumbre informal también aborden las acusaciones cruzadas de ciberespionaje y las constantes quejas comerciales entre las dos economías más grandes del mundo, socios obligados y rivales a la vez.
Pero Obama -que ya se había encontrado con Xi a principios de 2012 cuando éste era vicepresidente- tiene un propósito más amplio: intentar deducir la visión estratégica del hombre que guiará a la creciente China más allá de su propia presidencia, por lo que los resultados del encuentro no tendrán tanto un efecto inmediato como en el largo plazo.
Xi realiza su primer visita como presidente a Estados Unidos, tres meses después de asumir el control de la maquinaria del Estado chino, y los expertos consideran que ésta será la reunión sino-estadounidense más significativa en años.
Obama buscará asimismo un nuevo intento por lograr avances en una relación geopolítica que probablemente definirá en parte su legado, y que ha causado frustración en la Casa Blanca en las conversaciones poco distendidas con el ex presidente chino Hu Jintao.