El complejo momento que vive la Iglesia Católica chilena y que muestran distintas encuestas es reconocido tanto por la jerarquía como por representantes de diversas comunidades o movimientos religiosos laicos.

Para el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, miembro del Comité Permanente de la Cech y del Consejo para la Prevención de Abusos, "lo primero es un llamado a ser autocríticos y en la Iglesia lo somos, para mejorar en nuestra tarea evangelizadora. En esto, el ejemplo del Papa Francisco es muy importante". Agrega que "los escándalos de abusos con menores han producido un gravísimo daño", pero asegura que también es necesario preguntarse "cuánto de lo que ocurre es consecuencia de una transmisión débil de la fe, de un trabajo evangelizador a veces confuso".

González advierte, sin embargo, que la situación también responde a un fenómeno más general. "Hay una tendencia a sacar conclusiones y no mirar el conjunto", dice, porque las encuestas muestran solo una parte de la realidad. "No se trata de un traspaso de creyentes de una religión a otra; lo que aumenta son los agnósticos. Esto refleja un cambio cultural muy profundo frente a las religiones ", indica.

"Es cierto que hay expresiones de decaimiento, pero también de revitalización. Hay 115 seminaristas diocesanos, cuando antes había 400. Pero hay que tener cuidado con las causas de estos fenómenos. Yo tengo una gran esperanza en la visita de Francisco", agrega.

El movimiento Voces Católicas, en tanto, precisa que esta situación se da en medio de "una crisis de confianza generalizada de las instituciones". "La Iglesia Católica no ha sido ajena a este fenómeno", dice Valeria López, vaticanista y vocera. Sin embargo, también reconoce que los casos de abusos "han tenido un impacto en la confianza", pero que la jerarquía ha trabajado por mejorar todo.