Luego de concluir la 106ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal (Cech), los obispos entregaron un mensaje, el cual hizo un llamado a votar en estas elecciones presidenciales, como además, entregó su opinión respecto a temas valóricos.
En cuanto a las instancias, catalogadas como más importantes por la Iglesia, se encuentra el aborto. "La primera es la valoración y la defensa incondicional de la vida, desde su concepción hasta su fin natural.
Atentar contra la vida en gestación o en su fase terminal, así como el atropello contra los derechos humanos, jamás podrá tener como efecto un beneficio".
Por otro lado, los obispos se mostraron en desacuerdo con el matrimonio homosexual, tal como lo han manifestado con anterioridad.
"Una segunda instancia de discernimiento es la protección de la familia, comunidad de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer. Para los creyentes hay en la naturaleza humana un designio de Dios que no puede eludirse", se indica en el mensaje.
Agregan que "con respeto a quienes piensan distinto, es un hecho que la transmisión de la vida y la constitución de la familia pasan necesariamente por la complementariedad originaria de un varón y una mujer. La familia es la célula básica de la sociedad donde se aprende a amar y a ser amado, a dialogar entre las generaciones, a creer en Dios y confiar en los demás. Esto no es impedimento para que asumamos como Iglesia muchas realidades familiares que están lejos de este ideal, sufren por ello, y que también necesitan ser iluminadas y, sobre todo, acompañadas en la caridad y en la verdad".
Por otro lado, los sacerdotes conformados dentro de la Conferencia Episcopal, hicieron un llamado a participar en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.
"Creemos que la tarea que han de cumplir los políticos es imprescindible e ineludible, y es un modo de servicio al prójimo. A los políticos cristianos, los instamos a mantenerse fieles a su vocación de servir al bien común, a la luz del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia. Por otra parte, la responsabilidad de cada ciudadano exige votar con plena libertad y con una conciencia rectamente formada, donde la dignidad y los derechos esenciales de la persona constituyan un valor irrenunciable de nuestra propia identidad nacional. Hay que pensar qué es lo mejor para el bien común, "de manera de elegir a aquéllos que impulsen valores que deben tener plena vigencia en nuestra convivencia, en nuestra cultura y en nuestra legislación".