El esperar, en todo ámbito, tiene asociado intrínsicamente la esperanza de que algo sucederá, de que eso que se quiere en algún momento llegará. Sin embargo, lo que menos se espera es que eso sea una obra de arte creada con sus propias manos.

Transformar los "tiempos muertos" de las permanencias prolongadas en procesos creativos es lo que origina la obra Ejercicios de espera, de Francisca Aninat, que debutará con una nueva exhibición en septiembre de este año en la galería Departamento 21, en Providencia.

Desde 2012 que la artista plástica recorre lugares donde se dan esas condiciones en Santiago, como hospitales, extranjería y terminales de buses y trenes, para invitar a las personas a crear una obra colectiva a partir de los tiempos individuales.

La dinámica es siempre la misma. Ella se presenta y con una breve indicación los invita a participar, entregándoles materiales como hilos, palos de fósforos, trozos de alambre, mallas y papel y les pide que hagan lo que les nazca. Ella, mientras, se sienta en un costado de la sala a esperar que concluyan la obra.

"Cada uno de estos ejercicios apunta a la contracción del tiempo y junto con ello a la concentración del paciente en la articulación de su objeto y el cierre de éste mediante la acción envolvente del hilo", elemento que, según la artista, es primordial en su obra.

Así lo hizo en el Centro de Diagnóstico Terapéutico del Hospital San Juan de Dios, donde trabajó con pacientes hospitalizados y ambulatorios. "Muchas personas se muestran incrédulas de lo que pueden lograr, pero cuando empiezan a trabajar, comienza a generarse una dinámica de silencio en torno a cada objeto. La persona del lado mira y también quiere participar, generándose una seudocomunidad, pero súper respetuosa", indica Aninat.

La recepción de su intervención ha sido satisfactoria, según cuenta. "Me ha pasado que muchos vuelven, después de ser atendidos, a terminar el ejercicio. Hay otros que son llamados a la atención y dejan sus creaciones sobre el asiento. Hay una especie de entrega. Ellos entienden que el valor de su tiempo quedará plasmado en el objeto", sostiene.

Lilian es una paciente del Servicio Broncopulmonar del centro asistencial, que participó de las intervenciones. Según sus palabras, la mayoría de la gente se queja de las largas esperas y del sueño y aburrimiento que ello conlleva. Por lo mismo, valora de forma positiva las intervenciones de Francisca. "Nos mantiene activos mientras esperamos que nos reciba el doctor, lo encuentro increíble", sostiene.

La artista ya hizo una primera presentación de su obra en Matucana 100 y el Museo de la Memoria, donde fue invitada a participar de un montaje creado a partir de obras generadas en el mismo barrio de Quinta Normal. Ahora trabaja dos veces por semana en la Estación Central, en la terminal de buses y trenes, y en la ex Posta 3, preparando el montaje que hará junto al artista mexicano Oswaldo Ruiz en la galería Departamento 21, entre el 25 de septiembre y el 21 de octubre.

Para la artista, el elegir distintos lugares de Santiago para la creación de la obra en cuestión tiene que ver con los tipos de espera que generan, lo que está directamente relacionado con el tipo de objeto que se va creando y el tiempo disponible para ello.

"Cuando la espera es más corta y menos ansiosa el objeto cambia. En extranjería, el trabajo es con inmigrantes y un lugar de espera que involucra no sólo una espera física, sino también la espera reflexiva, ante una incertidumbre de cuál será el destino definitivo. Una terminal de buses tiene que ver con una espera de traslado, mientras que los centros hospitalarios son esperas más complejas", explica la joven. Ejercicios que para el director del Hospital San Juan de Dios, Juan Mendoza, son un aporte. "A través de ellos nuestros pacientes reciben un importante estímulo cerebral que les brinda un grato momento de distracción, permitiéndoles olvidarse y desconectarse de sus dolencias y aflicciones", concluye.