En 1971, el crítico español José María Moreno y el pintor José Balmes se reunieron en Chile para poner en marcha una iniciativa inédita en el mundo: crear el primer museo con obras internacionales donadas en apoyo a una causa política. La idea fue dar una señal de respaldo inconfundible al gobierno de Salvador Allende y, de paso, reunir en una sola colección a las mayores figuras artísticas de la época.
El llamado fue un éxito. En tres años, más 500 obras, entre pinturas, grabados y esculturas, de artistas como Chillida, Ligia Clark y Victor Vasarely, llegaron al país. La estrella del primer envío fue un lienzo de casi dos metros del surrealista español Joan Miro: Gallo triunfante. Realizada en 1972, para unirse a la colección del museo, la obra refleja el imaginario estético del autor: los asteriscos, la línea negra remarcando las figuras y el uso de los colores puros, verde, azul y amarillo.
El óleo, una de las joyas más apreciadas del acervo chileno, será la pieza central de Compromiso y Transformación, muestra curada por Carlos Navarrete, que abre mañana en el Centro Cultural de España (CCE). Son 50 obras provenientes del Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), que tienen en común haber sido realizadas por autores ibeoamericanos.
Para Claudia Zaldívar, historiadora del arte y directora del MSSA, es esencial que la colección, que hoy suma 2.800 piezas, circule por otros espacios: "Exhibirlas en este centro cultural tiene cierto simbolismo. El envío español al museo fue muy importante, así como la figura de José María Moreno, quien fue el que tuvo de la idea", explica. "Moreno fue clave en introducir al local Grupo Signo en España y, además, organizó todo el envío español, a pesar de que estaban bajo la dictadura de Franco, lo que no debe haber sido muy fácil", agrega.
El recorrido, organizado por tres salas, parte con trabajos de la vertiente abstracto geométrica, que tuvo en los años 70 y 80 su mayor auge en la región. Hay obras del argentino Julio Le Parc, los venezolanos Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz Diez y la chilena Matilde Pérez, pionera en el arte cinético en el país.
Una segunda sala reúne obras ligadas al gesto político y la crítica social. Ahí se encuentra la obra de Miró, junto a los españoles Chillida, Antonio Saura y Antonio Tàpies o el chileno Guillermo Núñez. Por último, obras de Eduardo Vílchez, Eduardo Arrollo y Maribel Domenech, quien asistirá a la inauguración, apelan a la experimentalidad y a la recolección de imágenes y objetos para complementar la creación artística. "Es interesante poner en valor el carácter iberoamericano del museo. Las obras son atingentes a la coyuntura social y política que se vive hoy. Sin embargo, no todas son panfletarias, se trata de creadores que iban a la par de las tendencias de la época, muy contemporáneos y comprometidos con la transformación del mundo en todos los sentidos", remata Zaldívar.