En el suburbio de Douma en Damasco, cientos de manifestantes opositores al régimen sirio de Bashar al Assad reclamaron airados a algunos miembros de los observadores de la Liga Arabe que se encuentran en el país, y les pidieron que no se dejen engañar por las autoridades.
Los activistas creen que muchos de los observadores están a favor del gobierno o que es muy difícil comunicarse con el equipo sin la presencia de los escoltas gubernamentales, señala Reuters.
Uno de los examinadoresles explicó a la multitud a través de alto parlantes que su misión era evaluar la situacipon interna y no atydar a derrocar a Al Assad, contra el cual se rebelaron hace nueve meses, según mostró en vivo la cadena Al Jazeera.
"Nuestro objetivo es observar (...) no es remover al Presidente, nuestra meta es devolver a Siria la paz y la seguridad", declaró el funcionario árabe. De paso, se comprometió a transmitir el sufrimiento de la población. "Por lo que escuché, se está derramando sangre", dijo. "Eso es seguro", agregó.
Un orador intentó calmar a la audiencia y pidió a los presentes que dejaran hablar al observador. Pero un hombre rompió inmediatamente el silencio al gritar: "Mi hijo es un mártir, lo mataron", desatando frases como "con sangre y corazón vamos a redimir a los mártires". El observador, que pidió no ser grabado pero fue transmitido en vivo por Al Jazeera, dijo que se supone que su equipo no puede hablar, pero la situación lo forzó a decir algo.
"Estamos supervisando los elementos del protocolo firmado entre la Liga Arabe y el Gobierno", aseguró. "Esta es una misión humanitaria para transmitir los problemas existentes y resolver la crisis", añadió.
Un equipo de alrededor de 60 observadores ya llegó a Siria -parte de un contingente de cerca de 150 miembros- y se prevé que se quede un mes en el país. La misión busca evaluar si las fuerzas del presidente Bashar al Assad están implementando un plan de paz que exige el fin de la represión contra la revuelta.
El protocolo exige que las fuerzas sirias se retiren de las ciudades y liberen a los detenidos, que se cree que aún suman varios miles. Más de 5.000 personas han muerto en la campaña del gobierno para aplastar las protestas. Las autoridades dicen que están luchando contra militantes islamistas apoyados por organizaciones extranjeras y que éstos han causado la muerte a 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad.