El observatorio de La Silla, que llegó a ser el más grande de su época y elevó la investigación astronómica europea entre las más punteras, cumple 40 años de vida en Chile coincidiendo con la celebración del Año Internacional de la Astronomía.

La Silla, a unos 600 kilómetros al norte de Santiago, en la región de Coquimbo, celebra su madurez con menciones en más de 200 publicaciones científicas al año, y con un sinfín de descubrimientos, como el primer planeta rocoso en una zona habitable fuera del Sistema Solar o la demostrada expansión del universo, que se está acelerando progresivamente.

La Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO) encontró en Chile las mejores condiciones climáticas y geológicas para instalar sus centros de investigación tras expediciones exploratorias, en parte a caballo, por los Andes chilenos.

El que fue el primer complejo de observación astronómica de la ESO en Chile, llegó a albergar 15 telescopios, entre ellos el SEST, el primer telescopio de ondas submilimétricas del hemisferio sur, que sirvió como precedente de ALMA, el mayor radiotelescopio del mundo ubicado también en el norte del país.

Pero a pesar de sus 40 años, las observaciones de primera línea continúan con sus equipamientos más grandes, ayudados por nuevos e innovadores instrumentos astronómicos.

Actualmente La Silla alberga dos de los telescopios de 4 metros más productivos del mundo, el New Technology Telescope (NTT) de 3,5 metros y el telescopio ESO de 3,6 metros.

El Observatorio de La Silla forma parte de la red de instalaciones de la ESO en Chile, como el Observatorio de Paranal, que acoge el Very Large Telescope (VLT), el complejo radioastronómico de ALMA, o el European Extremely Large Telescope (EELT).