Soñaba con ser el hombre más rico del mundo. Y casi lo logró. En 2012 el empresario brasileño Eike Batista era considerado el séptimo hombre más acaudalado del planeta por la revista Forbes. Pero el fracaso de varias operaciones petroleras y una dramática caída en la Bolsa provocaron el derrumbe de su imperio empresarial, declive al que en los últimos años se le sumaron acusaciones de corrupción. Las mismas que ayer terminaron con la detención en Río de Janeiro del otrora hombre más rico de Brasil, por su presunta vinculación con la trama de corrupción en Petrobras.

Batista, de 60 años, fue detenido por agentes de la Policía Federal que lo esperaban en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, adonde llegó en un vuelo procedente de Nueva York. Poco después, ingresó en el complejo penitenciario de Bangú, en las afueras de la ciudad, donde están recluidos varios políticos y empresarios acusados de corrupción, entre ellos el ex gobernador de Río Sergio Cabral.

El empresario está acusado del pago de comisiones ilegales por US$ 16,5 millones precisamente a Cabral para adjudicarse contratos públicos y del manejo de información privilegiada para sus negocios. Según la Fiscalía, para el pago de esas comisiones, usó un contrato "ficticio" que simuló la compra de una mina de oro a testaferros de Cabral, en prisión desde noviembre por la creación de una "una organización criminal" que le permitió ocultar en cuentas en el exterior hasta US$ 100 millones procedentes de sobornos.

Batista fue declarado prófugo el jueves, cuando la Policía acudió a su domicilio para detenerlo y descubrió que se encontraba en Nueva York. Antes de tomar el avión con destino a Río, Batista anunció la noche del domingo desde el aeropuerto de Nueva York su intención de colaborar en la investigación. "Estoy regresando para responder a la Justicia, como es mi deber. Llegó el momento de dejar las cosas claras. Estoy regresando porque voy a mostrar cómo fueron las cosas", dijo.

Pero no es su primera comparecencia ante la justicia. Batista ya había tenido que declarar el año pasado en el marco de la operación Lava Jato, en el caso de corrupción contra el ex ministro de Hacienda Guido Mantega. El empresario acusó entonces al ex ministro de los Presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff de haberle pedido sobornos.

De ascendencia alemana e hijo del ex ministro Eliezer Batista, el empresario -quien no completó sus estudios de educación superior- hasta hace sólo cinco años tenía una fortuna de US$ 30.000 millones. Pero su fracaso se precipitó hace unos años por la mala gestión, el hundimiento de su compañía petrolera OGX y la crisis del crudo y los comodities, que lo obligaron a vender o cerrar la mayoría de sus empresas. De hecho, en 2013 la empresa minera MMX, perteneciente a Batista, vendió sus activos en Chile a Inversiones Cooper Mining. El empresario también estuvo detrás del emblemático proyecto de la central termoeléctrica Castilla, que fue declarado ilegal y paralizado por la Corte Suprema.

Batista disfrutaba con la ostentación y el despilfarro, según consigna EFE. Entre sus excentricidades, se encontraban la compra del mayor yate de Brasil, con 35 metros de eslora, y de varios autos de colección, como el Lamborghini Aventador que decoraba el salón de su mansión, en el barrio carioca de Jardín Botánico, y del que terminó desprendiéndose por US$ 1 millón.