La recuperación en la Ocde va a ser, tanto este año como el próximo, más débil de lo que se había calculado antes del verano y eso se debe en particular a la zona euro, que para salir de la espiral de baja inflación y del riesgo de caer en deflación debe tomar medidas monetarias, fiscales y bancarias.

Este es el principal mensaje ofrecido hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) en la presentación de su informe interino de Perspectivas, en el que rebaja las expectativas de crecimiento para sus grandes países miembros con respecto a lo que calculaba en mayo.

En el nuevo escenario, el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos aumentará un 2,1% en 2014 y un 3,1% en 2015; el del Reino Unido un 3,1% y un 2,8%; el de Canadá un 2,3% y un 2,7%; el de Japón un 0,9% y un 1,1%; el de la eurozona un 0,8% y un 1,1%.

La zona euro es la que suscita mayores motivos de preocupación entre los autores del informe, en particular por el comportamiento de dos de sus grandes economías, la francesa (el alza previsto es del 0,4 % en 2014 y del 1 % en 2015) y la italiana (-0,4 % este año y 0,1 % en 2015).

Alemania también se ha visto afectada por la debilidad de la demanda y por el deterioro de las relaciones y los intercambios con Rusia por la guerra de Ucrania, pero su progresión -aunque menor que la anticipada en mayo- será del 1,5 % tanto este ejercicio como el próximo.

El economista jefe de la Ocde, Rintaro Tamaki, advirtió en una conferencia de prensa de que en la moneda única "las cosas pueden ir todavía peor" porque los actuales niveles de inflación próximos a 0 dificultan los ajustes de productividad que siguen siendo necesarios entre sus países miembros.

Y  también porque el ejemplo de Japón en los años 1990 -hizo notar Tamaki- muestra que la deflación -con su corolario de un estancamiento duradero- es una amenaza real que hay que combatir.

El "Club de los países desarrollados" celebra las últimas medidas tomadas por el Banco Central Europeo (BCE), que ha bajado al mínimo histórico sus tipos de interés, pero cree que tiene que ir más lejos e inyectar liquidez con compra de títulos, sin entrar en la cuestión de si deben ser de deuda pública o de empresas.

También considera que hay que mantener las reglas de disciplina fiscal que marca el Pacto de Estabilidad, pero utilizando todos los márgenes de flexibilidad que ofrece, lo que en ningún caso significa dejar que se desboque el déficit público.

Por último, otro elemento fundamental es completar la unión bancaria y despejar con transparencia todas las dudas que pueda haber sobre el saneamiento de las entidades financieras.

Para Estados Unidos, la Ocde recomienda continuar con la retirada de los estímulos monetarios, marcar una perspectiva de medio plazo para la consolidación del déficit fiscal y un modelo de crecimiento más equitativo que pasa en particular por incrementar los salarios de los trabajadores menos remunerados.

La organización también presentó sus proyecciones para las principales potencias emergentes, y mantuvo sin cambios las cifras de alza del PIB en China, del 7,4 % este año y del 7,3 % el próximo.

Los consejos para el gigante asiático van en primer lugar a una corrección del mercado inmobiliario para evitar el espectro de una burbuja, pero también para una regulación financiera más efectiva.

En el mundo emergente, la oveja negra ahora es Brasil, que cayó en recesión en la primera mitad de este año con malas cifras en particular en la inversión ante las incertidumbres sobre cuál será la línea política tras las inminentes elecciones presidenciales.

Los autores del informe estiman que el PIB brasileño sólo crecerá un 0,3 % en 2014 (1,5 puntos menos de lo que habían aventurado en mayo) y un 1,4 % en 2015 (ocho décimas menos).

A su juicio, las autoridades monetarias deben asegurarse de que la inflación vuelve a situarse en la línea de sus objetivos y las políticas de que conforme la economía se recupere el superávit fiscal tiene que engordar, por ejemplo con la adopción de reglas para encuadrar el gasto público.

Además, para la Ocde una simplificación fiscal podría eliminar los frenos que existen para la inversión.