El rendimiento de Claudio Bravo en su primera temporada como guardameta de Barcelona está siendo sobresaliente. El chileno vive el mejor momento deportivo de su carrera, y ni el hecho de estar participando en una sola competición (Luis Enrique ha dado la alternativa a Ter Stegen en Copa del Rey y Champions), ni la alargada sombra de su predecesor en el puesto, Víctor Valdés (ganador de cinco trofeos Zamora) han podido restar brillo a un desempeño personal que está resultando determinante para las aspiraciones de su equipo.

Pero no sólo sus recientes actuaciones ante Real Madrid y Valencia han permitido a Barcelona afrontar la recta final del campeonato como líder exclusivo del torneo doméstico. Ocho meses lleva ya el golero de Buin pulverizando registros indidividuales, canjeando atajadas por puntos. 

El día en que el Barça dejó unidades por el camino por primera vez en la temporada, el 24 de septiembre, Bravo libró a su equipo de una derrota segura ante Málaga con una gran intervención en el minuto 70. El tiro libre envenenado de Luis Alberto se topó con la capacidad de reacción del chileno.

El capitán de la Roja dejó una nueva atajada para el recuerdo diez días más tarde, en la visita de Rayo Vallecano al Camp Nou. El derechazo cruzado de Alberto Bueno, cuando el marcador registraba 0-0, se encontró con la soberbia estirada del guardameta, quien precisamente aquel día pulverizó su primer récord como jugador de Barcelona. Al superar la barrera de los 561 minutos sin recibir anotaciones, Bravo firmaba el mejor registro histórico  de imbatibilidad de un portero en un arranque del torneo hispano.

En el duelo ante Valencia por la la decimotercera fecha, ya en noviembre, el chileno volvió a completar un destacado desempeño. Su notable actuación mantuvo con vida al conjunto catalán hasta el tiempo de adición, en el que Busquets anotó el gol del triunfo azulgrana. Su tapada ante el remate franco de Feghouli desde dentro del área, permitió a su equipo llevarse tres puntos de oro del fortín valencianista.

Su brillante intervención del 13 de diciembre ante Getafe es una de las más recordadas. El duro remate de Lafita, en el minuto 32,  llevaba buena dirección, pero el fotogénico vuelo del Cóndor Chico terminó por evitar el tanto. El pleito concluyó 0-0.  El equipo de Luis Enrique, en plena crisis, marchaba entonces a cuatro unidades de la punta.

En el último partido de la primera rueda del campeonato español, en enero, Bravo volvió a lucirse. Su felina reacción ante un disparo acrobático de Juan Domínguez fue elegida la mejor atajada de la fecha. En aquel partido el ex guardameta de Colo Colo consiguió otro fantástico registro. Y es que desde la temporada 1993-1994 no concluía un portero la primera rueda de la Liga con menos de 10 goles recibidos. El 8 de febrero fue Aduriz el que se estrelló contra el muro chileno. Su remate a bocajarro, en San Mamés, cuando el duelo entre Athletic y Barça iba 0-1, fue frustrado por el arquero.

Pero a medida que la exigencia comenzó a ser mayor para Barcelona, más determinantes se volvieron sus desempeños. En el Camp Nou, ante Real Madrid y con media Liga en juego, Bravo firmó su mejor partido como azulgrana. Tres intervenciones decisivas. La mejor de ellas ante Benzema, con un exiguo 2-1 en el marcador en ese momento. El pasado sábado ante Valencia, más de lo mismo: atajada fundamental desde los 12 pasos, y con 1-0.

Así se ganan las Ligas. Así se reivindican los grandes arqueros.Si Barcelona está en lo más alto es, en buena parte, por esos vuelos.