Si bien hasta esta semana ningún país se había manifestado en contra de los bombardeos en Irak y Siria contra posiciones del Estado Islámico (EI), convertido en la gran "bestia negra" del mundo a esta altura del siglo XXI, la participación de algunas naciones de Medio Oriente en esa ofensiva está dejando en evidencia las diferencias que el avance del EI parecía haber dejado en un segundo plano.
Primero fue el primer ministro iraquí Haider al Abadi quien declaró a la cadena BBC su total oposición que naciones árabes realicen ataques contra el EI en su país. Declaró que el poder aéreo occidental había "llenado muchas lagunas" en la lucha de Irak contra el grupo yihadista, pero que no aceptará tropas terrestres en su territorio. Hasta ahora sólo aviones de Estados Unidos, Reino Unido y Francia ha atacado territorio iraquí, mientras que aeronaves de varios estados árabes, como Arabia Saudita y Jordania han actuado en Siria.
Pero lo que provocó el enojo de los regímenes de Damasco y Teherán fue la decisión del Parlamento turco de dar vía libre a su Ejército para que actúe en Siria e Irak. Damasco consideraría una intervención militar turca en Siria como una "agresión", afirmó el ministro del Exterior sirio Walid al Muallem, al anunciar una carta de protesta enviada por su gobierno al secretario general de la ONU, Ban Ki moon y al Consejo de Seguridad de esa organización.
En la misma línea reaccionó Irán, gran apoyo del régimen de Bashar Assad. El canciller Mohammad Javad Zarif, en una conversación con su colega turco, Mevlut Cavusoglu, expresó "preocupación" por la decisión del Parlamento de Ankara, al afirmar que eso arriesga con "complicar la situación en la región".
Desde Bagdad el ex primer ministro y actual vicepresidente, Nuri al Maliki, declaró que una intervención turca representaría una "violación de la soberanía".
En tanto, ayer el gobierno australiano y el canadiense decidieron sumarse a los ataques aéreos contra el EI en Irak. El primer ministro australiano Tony Abbott afirmó que los milicianos del Estado Islámico "declararon la guerra al mundo y deben ser frenados".
El anuncio era esperado desde hace tiempo, ya que seis jets de combate F/A-18F Super Hornet fueron enviados a Emiratos Arabes Unidos hace más de dos semanas en respuesta a una solicitud formal de Estados Unidos de contribuciones específicas a la coalición internacional.
El despliegue australiano incluye además una fuerza terrestre de 200 elementos, incluidas fuerzas especiales, para asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes dentro de Irak, más 400 miembros de la fuerza aérea.
El primer ministro canadiense, Stephen Harper, también anunció ayer el envío de aviones de combate a Irak durante un máximo de seis meses. Harper dijo ante el Parlamento que Canadá mandará hasta seis cazabombarderos CF-18 Hornet, un avión cisterna para el reabastecimiento en vuelo, dos aviones Aurora de vigilancia y el personal necesario para su operación.
De esta forma, ya son 13 los países que integran en forma activa la coalición contra el Estado Islámico, una iniciativa inédita ya que se trata de una alianza militar no contra un país, sino contra un grupo armado.