En su tercer día de ofensiva, las fuerzas turcas capturaron hoy varias áreas en Afrin, en el noroeste de Siria. La operación terrestre, bautizada "Ramo de olivo", fue lanzada el fin de semana por el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien ha prometido que continuará hasta cumplir todos sus objetivos.
Los ataques de las fuerzas turcas, que están respaldadas por los rebeldes del Ejército Libre de Siria (FSA), apuntan a desalojar de la localidad de Afrin a las milicias kurdas de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que Turquía considera que son una extensión del grupo separatista Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que tanto Ankara como Washington califican como una organización terrorista. Sin embargo, esta milicia es el principal componente de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición árabe-kurda apoyada por Estados Unidos que combate a los yihadistas de Estado Islámico (EI) en el norte de Siria.
El primer ministro turco, Binali Yildirim, ha dicho que el objetivo de la operación es crear una zona de seguridad que se extendería 30 kilómetros desde la frontera hacia Siria. Según explica el diario The Wall Street Journal, Ankara siempre ha intentado crear zonas de seguridad en el norte de Siria para el regreso de los refugiados, pero Moscú -que es un aliado del régimen de Bashar Assad- y Washington han rechazado la idea.
"Afrin es una ubicación interesante, está controlada por las YPG, pero no está vinculada al resto del norte de Siria y Estados Unidos no coopera con las YPG en Afrin, sino que lo hace en otras áreas, por lo que no están comprometidos con respaldarlas allí. Es por eso que es un área fácil y Erdogan y el Ejército no han sido exitosos al erradicar a las fuerzas militares del PKK en Turquía y quieren combatir contra las YPG en Siria, así las pueden debilitar y pueden lograr que otros grupos árabes ganen terreno en otras áreas", explicó a La Tercera, Guney Yildiz, investigador del centro de estudios European Council for Foreign Relations.
La operación turca ocurre luego que Estados Unidos anunciara la semana pasada la construcción de una fuerza fronteriza en Siria -desplegada a lo largo del valle del Éufrates, colindante con las fronteras turca e iraquí- que será integrada en un 50% por veteranos de las FDS. En este sentido, Yildiz señaló que este anuncio "muestra que el respaldo de Estados Unidos a las YPG no se va a terminar".
Mientras que el analista Heiko Wimmen, del International Crisis Group, citado por The Wall Street Journal, sostuvo que es probable "que esta ofensiva no hubiera ocurrido sin esta clase de declaración (de Estados Unidos)".
Respecto a la ofensiva, Washington le pidió "moderación" a Turquía, pero el secretario de Defensa, Jim Mattis, afirmó que Ankara había avisado a Washington antes de lanzar su operación y estimó que las preocupaciones de seguridad turcas son "legítimas".
El Presidente Erdogan advirtió "que no habrá marcha atrás en Afrin". "Hablamos con nuestros amigos rusos, tenemos un acuerdo". Hasta ahora, Moscú no ha confirmado la existencia de tal pacto con Ankara, pero los analistas estiman que sólo con el aval de Rusia se puede lanzar en Siria una ofensiva mayor. Esto porque Moscú controla el espacio aéreo en el norte del país y, además, retiró la semana pasada sus tropas desplegadas en Afrin.
Yildiz sostuvo que hay que tener en cuenta que la "solución que Rusia encontró (para Siria) incluye a Turquía en la ecuación". "Al atacar a las YPG, tanto ellas como Turquía se debilitan, así que en una futura negociación en Siria, las YPG tendrán menos territorio, menos poder", añadió.
Según la agencia France Presse, los rebeldes proturcos han estado apoyados por tanques blindados y artillería en los combates que se desarrollan en el noroeste de Siria. Un balance del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos dio cuenta de al menos 54 bajas: 26 combatientes kurdos, 19 rebeldes proturcos y 9 víctimas no identificadas.