La presencia de las mujeres en las esferas directivas altas y medias ha progresado de manera tan insuficiente en las últimas dos décadas que al ritmo actual tomaría entre cien y doscientos años alcanzar la igualdad de género en la dirección de las compañías.
Esta es la conclusión de una publicación presentada hoy por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que realizó una encuesta entre 1.200 empresas de 39 países en todas las regiones del mundo.
El sondeo comprobó que en el 30 % de empresas entrevistadas no había ninguna mujer en sus juntas directivas y que en el 65 % de las compañías las mujeres representaban menos del 30 % de todos los directivos.
Sólo en los países nórdicos y en el Reino Unido, la proporción supera el 20 %.
La OIT considera que el 30 % es la "masa crítica" necesaria para que las opiniones de las mujeres sean tenidas en cuenta en la gestión de las empresas.
Países latinoamericanos como Brasil y México, así como España, además de China, se encuentran en el grupo de países donde las mujeres ocupan entre el 5 y el 10 % de los asientos en las juntas directivas.
Chile, India, Japón y Rusia están entre los que esa presencia se reduce a menos del cinco por ciento.
A nivel global, sólo el cinco por ciento o menos de los directores ejecutivos de las principales corporaciones son mujeres, lo que subraya el hecho de que cuanto más grande es la empresa menores menor es la probabilidad de que sea dirigida por una mujer, según la OIT.
Es así que los porcentajes de mujeres que presiden juntas directivas son inferiores a los anteriores y es Noruega donde es más significativa (13,3), seguido de Turquía (11,1 por ciento).
En 19 de los 44 países donde se realizó la encuesta no había una sola empresa en la que una mujer estuviera a la cabeza de la junta directiva.
A nivel mundial, el 87 % de esas instancias de decisión están dirigidas por un hombre y el restante 13 % por una mujer.
La relativa exclusión de las mujeres de los altos estamentos de decisión empresarial ocurre a pesar de que ellas poseen y administran el 20 % de todas las empresas, generalmente micro y pequeñas.
El estudio de la OIT también desveló la existencia de barreras invisibles para la ascensión de las mujeres empresarias, como que éstas se concentren en ciertos tipos de funciones directivas, como recursos humanos, comunicación y administración.
La OIT identifica como obstáculos evidentes al liderazgo empresarial de las mujeres el hecho de que éstas tienen más responsabilidades familiares que los hombres, el predominio de la cultura empresarial masculina y la falta de estímulo para que los hombres pidan licencias relacionadas con sus responsabilidades familiares.
Frente a esta situación, se recomienda a las empresas aplicar "soluciones flexibles" que permitan a las mujeres conciliar las obligaciones profesionales y familiares, y que éstas sean una alternativa a los tratamiento o cuotas especiales, que -según la OIT- "no siempre son útiles y eficaces".
Asimismo, considera importante ofrecer una cobertura de protección de la maternidad y ayuda para el cuidado de los niños, de modo que las empresas puedan contratar y retener a las mujeres talentosas.
Otro asunto que destaca es la necesidad de resolver el fenómeno que lleva a que las mujeres queden rezagadas a pesar de su alto nivel de educación, confiándoles desde el inicio de sus carreras el mismo tipo de tareas que a los hombres.