En 2007, cuando se cumplieron 10 años del estreno de OK Computer de Radiohead, el avance del tiempo permitió evaluar con más cautela el rastro de un disco que casi por unanimidad se ha encasillado como el más relevante de fines del siglo XX. Por ejemplo, The Guardian intentó sintetizar su tesis en un solo párrafo: "¿Qué nos aportó este álbum después de una década? Por un lado, trajo de vuelta a la música los temas del efecto de la tecnología en la mente humana. Por otro lado, Coldplay".

Aunque el chiste no es malo, y aunque la primera parte del veredicto es discutible -los trabajos noventeros de U2 o Nine Inch Nails ya divisaban el pánico ante una humanidad robotizada-, las palabras del diario inglés envuelven el influjo múltiple extendido por la producción.

Hoy, ya a casi 20 años de su lanzamiento (Japón fue el primer país donde se editó, el 21 de mayo de 1997), OK Computer es la pieza que transformó al agobio y la melancolía, esos sentimientos tan difíciles como universales, en melodías radiales, en una identidad estandarizada hasta el nuevo milenio por el pop comercial, con Muse, Keane o precisamente Coldplay como sus discípulos más visibles. En perspectiva, el quinteto de Thom Yorke consiguió lo que Joy Division no pudo a fines de los 70, truncados por el suicidio de su líder y por la irrupción de músicos más astutos, como U2: convertir todos los males del presente en una sensibilidad para estadios.

Para muchos críticos, la sombra del tercer título de Radiohead ha sido mucho más alargada y duradera que la de, por ejemplo, el grunge, ya que no sólo interpretó con mayor olfato y belleza los tormentos de esos años; también porque hizo mucho más propio el evangelio anticorporativo propagado por el sonido de Seattle: cambió las reglas del juego y finalmente terminó consagrando a los británicos como paladines del mundo alternativo, siempre intentando avanzar a un costado de lo oficial. Si 1967 tuvo su Sgt. Pepper, 1997 -quizás el último año en que la música se repletó de discos redondos, gracias a The Verve, Björk, Daft Punk y hasta Los Tres- tuvo en OK Computer a su gran mina de oro.

El músico y periodista Bob Stanley postula en su libro La historia del pop moderno que la pieza apareció en el minuto preciso, justo cuando a la fiesta frívola del britpop se le acababa la gasolina, además de haberse adormecido tan cómodamente en ese revisionismo que saqueaba a The Beatles o David Bowie. Ya urgían músicos con un poquito más de riesgo.

"Los singles más influyentes de 1997 no fueron obra de Blur ni de Oasis. Radiohead fue el buque insignia, liderados por un vocalista que sonaba como si cantase en posición fetal", describe el texto, aunque en rigor ellos tampoco eran un grupo totalmente divorciado del pasado: los quiebres de sus canciones y la búsqueda de fórmulas menos tradicionales que empezaron hace 20 años tenían su raíz en el rock progresivo o el krautrock de los 70.

Como fuere, OK Computer despachó cerca de 4 millones de álbumes y pudo encontrar un espacio ante el single más exitoso de 1996 y 1997 a ambos lados del Atlántico, Wannabe, de las Spice Girls, que en su parte central cantaba aquello de "I wanna really/ really/ really wanna zigazig ah". A cambio, Radiohead en Climbing up the walls parecía prefigurar la posterior adicción a la tecnología: "Es siempre mejor cuando las luces están apagadas/ soy el martillo en el hielo/ no grites o saltará la alarma/ sabes que somos amigos hasta la muerte".

Curioso que un conjunto tan amedrentado por la realidad virtual la haya usado como la mejor aliada de su carrera en los 2000, con estrategias como vender álbumes en la web al precio que cada fan quisiera. Quizás es otra consecuencia más de un disco que, más que cambiar la escena, terminó por transformarlos a ellos mismos. Según los más nostálgicos, nunca volvieron a hacer nada igual, perpetuándose como una banda ensimismada que se olvidó de las grandes canciones. Por lo demás, ya en 1999 Yorke recordaba con fastidio los días de OK Computer: "Me hace sentir bien que aquella mala época se haya terminado", dijo en Rolling Stone.

Y queda más. Este 23 de junio lanzarán una reedición del trabajo con tres temas inéditos y lados B. Radiohead hoy mira al pasado gracias al disco que determinó todo su futuro. Son las eternas paradojas de las obras maestras.