Las calles se han teñido de blanco en parte importante de Europa. Una masa de aire polar proveniente de Escandinavia, con temperaturas de -35°C en Rusia y -20°C en Polonia, han provocado al menos 38 muertos, la mayoría inmigrantes e indigentes en diversas zonas de Italia, Grecia, República Checa, Bulgaria y Albania.
Polonia ha sido uno de los países más golpeados por el frío. Según el Centro de Seguridad Gubernamental, entre el viernes y el domingo 20 personas han fallecido. Pero la crisis es aún más profunda porque desde el 1 de noviembre, 65 personas han muerto a consecuencia del crudo invierno y otras 24 fallecieron debido a la inhalación de monóxido de carbono proveniente de las estufas que desesperadamente usaban para mantener el calor.
En Albania el panorama es similar. Si bien por ahora se registran dos fallecidos, la ola de frío del fin de semana dejó varios pueblos del norte aislados por la nieve.
Otro país con un alto número de víctimas es Italia. Los -17°C de las últimas horas han dejado nueve muertos. También hay cortes de ruta, cierre de escuelas y líneas de ferrocarril. Esto ha generado problemas especialmente en las zonas que fueron afectadas por el terremoto en agosto. A su vez, el Papa Francisco ordenó dejar abiertos las 24 horas los dormitorios públicos del
Vaticano y entregar sacos de dormir o facilitar los vehículos de la Santa Sede para mantener a salvo a vagabundos que prefieren quedarse en las calles.
Las temperaturas más bajas se han registrado en Rusia, República Checa y Alemania, con -35°C, -34°C, -31°C, respectivamente.
Según el diario El País, la envergadura de la ola de frío es tal que cerca de 12.000 personas se quedaron sin calefacción en Krasnogorsk, en las afueras de Moscú. La noche del sábado la capital rusa registró -29°C, la temperatura más baja en siete años. Y en Turquía, Estambul amaneció casi bajo la nieve.