En enero, un seminario francés dio a conocer en una investigación que el candidato Francois Fillon, creo empleos ficticios para su esposa y dos hijos mientras él se desempeñaba como diputado.
Esta semana, Fillon confirmó que está citado a declarar ante la justicia el 15 de marzo y que, pese a ello, participará en las elecciones del próximo 23 de abril y 7 de mayo.
El candidato conservador contaba con un amplio favoritismo y respaldo entre los franceses, pero desde que estalló el escándalo, su carrera al Elíseo se ha complicado.
Según el último sondeo, solo el 25% están a favor de que Fillon mantenga su candidatura, 10 puntos porcentuales menos que el pasado 6 de febrero. Pero lo más preocupante para el líder de derecha es que el porcentaje de los simpatizantes de su partido -Los Republicanos- que quieren que siga, cayó 14 puntos.
Además, los centristas de la UDI francesa que participaron en las primarias de noviembre, indicaron que suspenderán su participación en la campaña de Fillon. Según la agencia de noticias Reuters, una fuente cercana al liderazgo dijo que este viernes retirarán oficialmente su apoyo.
La misma fuente dijo que la UDI motivará a Los Republicanos a proponer una alternativa a la candidatura del ex primer ministro.
Otro golpe que sufrió el candidato, es la renuncia de su portavoz presidencial, Thierry Solere, quien anunció este viernes que deja su cargo y así es como se suma a la oleada de deserciones.
Solere, que fue organizador de las primarias del centro-derecha, indicó a través de su cuenta de Twitter que ha "decidido poner fin" a sus funciones como portavoz de campaña.
Además, hasta el momento más de 65 altos cargos públicos han expresado su oposición a que Francois Fillon se presente en los comicios. Entre ellos, su ex responsable de Asuntos Internacionales de la campaña, el ex ministro Bruno Le Maire; su tesorero, Gilles Boyer, o los diputados Pierre Lellouche y George Fenech, estos últimos cercanos al ex presidente Nicolás Sarkozy.