Una serie de reuniones con diferentes ONG, fundaciones, representantes de empresas privadas e incluso con líderes de la Confech han sostenido, durante los últimos días, las autoridades de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), con el fin de coordinar la entrega de ayuda a los vecinos que resultaron damnificados por los incendios ocurridos en la zona centro sur. Esto debido a que el organismo se enfocará principalmente en el control de las llamas.
Así lo explicó este lunes el director nacional de Onemi, Ricardo Toro, tras anunciar el plan de implementación de viviendas de emergencia.
Añadió que "la idea es aunar esfuerzos entre el Estado y las ONG. Ellos tienen capacidad para poder recibir viviendas de emergencia e instalarlas. En una primera instancia, todo será financiado por Techo y posteriormente se irán reduciendo estos aportes".
Parte del amoblado de las viviendas lo realizará el Hogar de Cristo, a través de una campaña que se inició la semana pasada (ver recuadros), y los aportes privados se canalizarán con la Cruz Roja y Caritas Chile.
Críticas
En la Onemi aseguran que están coordinados con los municipios locales tanto para establecer albergues como para implementar centros de acopio. Sin embargo, al hacer un recorrido por los centros de recepción de donaciones, como Santa Olga en El Maule, o incluso en el municipio de Concepción, Biobío, se evidencia desinformación. Durante un recorrido realizado durante este fin de semana, en esta última ciudad se logró ver a privados y camiones que llegaron al municipio con ayuda, pero que no sabían qué hacer con el material.
En esta región, en el sector de San Francisco-Los Quillayes viven familiares de Sara Iturra, quien asegura que en esta zona "se nos quemaron las siembras, los árboles frutales que teníamos, toda la producción que es nuestra única fuente de trabajo. La autoridad se ha enfocado sólo en las personas que quedaron sin casas, lo que es normal, pero pasan los días y uno espera que el foco también llegue a nosotros".
Joel Palma, asistente educacional de la escuela San Carlitos de Tomé, relató que "aquí los cortafuegos para defender el pueblo los hemos hecho los mismos vecinos, ayudados por personas y voluntarios que vienen de otras comunidades. La municipalidad se preocupó de aislar la escuela. Los profesores se organizaron para ir a los lugares afectados donde sabemos que viven alumnos, para asegurarse que están en buenas condiciones".
En El Maule la situación también ha sido complicada. Mirta Díaz trabaja en el camping Los Robles, ubicado en Tabunco, comuna de Curepto, quien dice que debido a lo aislado de la zona ha sido difícil la llegada de ayuda y que recién el domingo se pudo controlar el fuego. "Estas localidades son más lejanas y rurales y se nota que es menos la ayuda que ha llegado si se compara con Santa Olga".
Alvaro Radrigán, que reside en el sector de Toconey Alto, cerca de Pencahue, sostiene que "llegó ayuda, pero de particulares que han venido sobre todo estos últimos días". Radrigán añadió que en el sector no hubo destrucción de viviendas, pero en localidades como Pichaman, cerca de Constitución, "se quemaron casas y han habido problemas por ese daño y falta de ayuda".
A la fecha, el sistema ha funcionado a través de los municipios, que elaboran la ficha básica de emergencia (Bife), y el afectado debía trasladarse hasta su municipalidad local, según confirmó Onemi. Con el nuevo plan este mecanismo de ayuda también cambiará. Así lo planteó Pablo Egenau, director social del Hogar de Cristo, quien dijo "nuestros equipos del Hogar de Cristo están desplegados en los territorios siniestrados. Nuestros programas se transformaron en centros de acopio y los trabajadores se desplegaron en el territorio. Nosotros nos tenemos que mover e ir a visitar a las familias, conocer el territorio, coordinarnos", señaló.
Nicolás Birrell, director de Desafío Levantemos Chile, añadió que su fundación quiere enfocarse en la reconstrucción, por lo que sostuvieron una reunión con el Ministerio de Vivienda para esos efectos. "Nos parece que los modelos colaborativos entre lo público y privado son esenciales, porque el Estado no es capaz de cubrir las necesidades que tiene el país en una emergencia. Si queremos llegar a la totalidad de las zonas afectadas, hay que actuar en coordinación", señaló Birrell.