La ONU reveló hoy que cuenta con evidencias de que, en menos de una semana, ocurrieron al menos 173 asesinatos y 24 desapariciones forzadas en Costa de Marfil, como consecuencia de la violencia posterior a las elecciones presidenciales celebradas en noviembre.
Entre los días 16 y 21 de este mes también se documentaron 90 casos de tortura y cerca de medio millar de detenciones, detalló la alta comisionada adjunta de la ONU para los Derechos Humanos, Kyung-wha Kang, en una sesión del Consejo de Derechos Humanos (CDH) dedicada a la situación en el país africano.
Agregó que la ONU estableció en Costa de Marfil una línea telefónica especial en la que recibe unas 300 denuncias diarias de violaciones a los derechos humanos, en relación con el conflicto generado por la negativa del hasta ahora presidente Laurent Gbagbo a entregar el poder a su sucesor electo, Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional.
Sin embargo, la alta comisionada advirtió hoy de que las cifras mencionadas probablemente ni siquiera ilustran la dimensión del problema, pues "ha sido imposible investigar todas las denuncias, incluidas las de la existencia de fosas comunes, debido a las restricciones de movimiento que sufre el personal de Naciones Unidas".
Denunció que esos obstáculos para cumplimiento de su misión son impuestos por las fuerzas de seguridad y seguidores del Gbagbo, lo que incluso impide al organismo internacional ofrecer ayuda humanitaria.
Kang se mostró particularmente preocupada por la utilización de medios de información, incluida la Radio y Televisión Nacional, para propagar el odio y poner a unos grupos contra otros, así como "diseminar información falta e incendiaria contra Naciones Unidas".
El CDH debate hoy la crisis en Costa de Marfil a petición del grupo de países africanos, que ha presentado una resolución que pide el retorno a la calma e insta a la comunidad internacional a que preste ayuda técnica y humanitaria a Costa de Marfil.
Sin embargo, el texto no hace mención directa a la responsabilidad de Gbagbo en este estallido de violencia, que la ONU y varios países temen que pueda hacer revivir el conflicto interno que el país padeció en 2004.