Naciones Unidas acusó a combatientes del Estado Islámico en Irak de ejecuciones, violaciones y reclutamiento forzado de niños durante una campaña para tomar el control de gran parte del norte del país, en medio de un conflicto en el que dice que casi 5.600 civiles murieron este año.

En un reporte, la ONU se focalizó en una serie de violaciones cometidas contra civiles, particularmente por parte del Estado Islámico, aunque también dijo que fuerzas iraquíes y supuestos combatientes no han tomado precauciones para proteger a las personas de la violencia.

"(Esto...) podría también considerarse crímenes de guerra", dijo en su reporte sobre meses de disturbios que terminaron en avances de militantes suníes liderados por la rama de Al Qaeda Estado Islámico, antes conocido como Isis, en el norte del país.

"Isis y grupos armados asociados también han continuado (...) perpetrando asesinatos (de) líderes de la comunidad, políticos y religiosos, empleados del Gobierno, profesionales de la educación, trabajadores de salud (...) ataques sexuales, violaciones y otros tipos de violencia sexual contra mujeres y niñas, reclutamiento forzado de niños, secuestros, ejecuciones, robos", agregó.

El reporte, la revisión más exhaustiva del impacto de meses de disturbios, también acusó al Estado Islámico de destrucción sin sentido y de saquear lugares de oración y de importancia histórica y cultural.

"Cada día recibimos relatos de una terrible letanía de violaciones de los derechos humanos cometidos en Irak contra niños, mujeres y hombres iraquíes comunes, que han sido privados de su seguridad, su sustento, sus hogares, educación, salud y otros servicios básicos", dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay.

El Ministerio del Interior iraquí, citando el testimonio de un sobreviviente, dijo esta semana que una investigación había revelado que el Estado Islámico llevó a 510 prisioneros chiitas de una cárcel de Mosul a un campo y que ejecutó a todos menos a 17 que lograron huir.

El reporte también detalló violaciones cometidas por fuerzas del Gobierno y grupos asociados, citando "ejecuciones sumarias, matanzas extrajudiciales de prisioneros y detenidos", algo que dijo podría constituir un crimen de guerra.

De las 2.400 personas muertas en junio, 1.531 eran civiles, informó la ONU anteriormente este mes.

El reporte instó al Gobierno a investigar las violaciones y a llevar a los culpables ante la justicia.

Pero la capacidad del Gobierno interino liderado por los chiíes de hacerlo, frente al levantamiento suní que amenaza con fracturar el país en líneas sectarias y étnicas, parece limitada.