La ONU confirmó hoy que persisten las violaciones del acuerdo de alto el fuego entre el Gobierno de Ucrania y los grupos separatistas prorrusos en el este del país y que desde su firma se registran en promedio diez muertos diarios.
Esa cifra se asemeja a la de víctimas mortales que se registraban cada día entre mayo y principios de julio, antes del momento de mayor incremento de muertos, entre fines de agosto y principios de septiembre, cuando eran 42 diarios.
La firma del acuerdo dirigido a detener esa espiral de violencia tuvo lugar el 5 de septiembre en Minsk (Bielorrusia) y comprende también una amnistía para los rebeldes que no hayan cometido crímenes graves, el intercambio de prisioneros, la recuperación del control de la frontera por parte de las fuerzas oficiales ucranianas y un estatus especial de autonomía para las regiones separatistas.
"Desafortunadamente las violaciones (del alto el fuego) continúan cada día, con la muerte de una decena de personas, aunque no se registran operaciones militares masivas", dijo el jefe de las Américas, Europa y Asia Central de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Guianni Magazzeni.
El funcionario presentó en Ginebra el último informe elaborado por el equipo de observadores de derechos humanos de la ONU en Ucrania, que indica que 3.660 personas han muerto en la zona del conflicto armado y otras 8.756 han resultado heridas.
Se estima que cerca de 1.100 de las víctimas mortales y unos 3.300 de heridos eran de las Fuerzas Armadas ucranianas.
En cualquier caso, el informe insiste en que todas esas son cifras conservadoras y que el número real de víctimas es "mucho más alto".
Por otra parte, Magazzeni señaló que los observadores de la ONU no han tenido acceso a los lugares donde los grupos separatistas afirman haber descubierto fosas comunes con los restos de numerosas personas, en una zona cuyo control se han alternado en los últimos meses las fuerzas rebeldes y oficiales.
"Necesitamos acceso sin restricciones para establecer los hechos, con apoyo de especialistas forenses, y que se tomen las medidas para la preservación de las evidencias. En estos momentos no estamos en condiciones de hacer esto", admitió.
Sobre la responsabilidad de la supuesta matanza, el representante de la ONU explicó que el lugar en cuestión estuvo entre mayo y julio bajo control de fuerzas separatistas, a mediados de agosto fue recuperado por unidades gubernamentales y el 21 de septiembre volvió a caer en manos rebeldes.
La misión de la ONU en Ucrania recibió la denuncia sobre el hallazgo de las fosas el 23 de septiembre, precisó.
El sitio donde se asegura que están las fosas comunes se encuentra en la región de Donestk, en un área donde hay pequeños poblados y adonde, por razones de seguridad, los especialistas de derechos humanos no consiguen llegar.
Magazzeni dijo que es fundamental el conocimiento forense para investigar lo ocurrido y, en caso de que se encuentren los cadáveres, establecer cuándo y cómo murieron.
Las denuncias a este respecto han sido orales y los observadores no han recibido imágenes que las corroboren.
El Gobierno ucraniano también denunció a principios de agosto la existencia de tres fosas comunes en Slaviansk (en el norte de la región de Donetsk), luego de recuperar el control de esta localidad, y donde se identificaron una docena de restos.
"Hay una gran necesidad de investigar cada una de las fosas comunes identificadas siguiendo los protocolos y procedimientos establecidos, con una cadena para custodiar evidencia", recalcó Magazzeni.
Por otra parte, el informe de derechos humanos en Ucrania revela que en las dos semanas que precedieron a la firma del acuerdo de alto el fuego, los separatistas de Donetsk y Lugansk recibieron refuerzos de "un número cada vez más importante de combatientes extranjeros, incluidos ciudadanos que se cree provenían de Rusia".
A estos grupos armados, la ONU les acusa de aterrorizar a la población y de continuar con los secuestros, torturas y asesinatos.
Las acusaciones se extienden a las fuerzas gubernamentales y, en particular, a los batallones formados por voluntarios ucranianos para combatir a los separatistas y que están, en teoría, bajo el mando de los ministerios de Defensa o del Interior.