La ONU advirtió hoy de que el desplazamiento de personas en Costa de Marfil a causa de la violencia desatada por la crisis política está adquiriendo proporciones alarmantes, con unos 450.000 afectados que ya han abandonado sus hogares.
"Hasta ayer , calculamos que entre 200.000 y 300.000 personas fueron desplazadas en la capital, Abiyán, y otras 70.000 en el oeste del país, en ambos casos debido a combates recientes o que continúan", señaló Melissa Fleming, portavoz del alto comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Según Fleming, muchos de los desplazados se están quedando en casa de amigos o familiares, pero una parte significativa de ellos, posiblemente un cuarto, se encuentra en alojamientos temporales en campamentos espontáneos diseminados en la ciudad, como iglesias y otros espacios comunales.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) señaló que debido a la creciente violencia y a que los trabajadores humanitarios están siendo atacados, es difícil establecer exactamente cual es la situación, por lo que se cree que la cifra es muy superior.
Personal de la OIM que visitó el pasado fin de semana una misión católica que albergaba antes a 10.000 personas encontró que sólo había 3.159, señaló la portavoz Jemini Pandya, lo que indica que se están produciendo "desplazamientos secundarios".
Entre los refugiados en la misión católica se encuentra un grupo de monjas con 35 huérfanos, dijo.
Los combates también han llevado a unas 8.000 personas a cruzar la frontera con Liberia en los últimos días, lo que eleva la cifra de refugiados marfileños en el país vecino a cerca de 80.000.
Ello sin contar un número no determinado de ciudadanos de otros países y liberianos que vuelven su país de orígen.
Otras 20.000 personas, entre ellos marfileños y ciudadanos de terceros países han huido a Burkina Faso, Gana, Mali y Nigeria, lo que indica, a juicio de la OIM, que "el desplazamiento en la región está alcanzando proporciones alarmantes".
Además, el corte de los suministros de agua y electricidad en el norte y el oeste de Costa de Marfil está afectando gravemente a las vidas de la población, especialmente de aquellos que están desplazados y viven en campos.
La crisis política que ha degenerado en una grave violencia comenzó cuando el ex presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, se negó a aceptar la victoria en las elecciones de noviembre pasado de Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como el nuevo mandatario.