El presidente del consejo de vigilancia de la automotriz alemana Opel, Carl-Peter Foster, defendió hoy la eliminación de más de 10.000 empleos en toda Europa como medida para combatir la crisis en la que se encuentra inmerso.
"Siempre hemos dicho que dada la intensidad de la crisis en la que se encuentra la industria del automóvil tenemos que reestructurar para poder ser competitivos a largo plazo", dijo en la sede central en Rüsselsheim durante una reunión con representantes de General Motors Europa (propietaria de parte de Opel), de los trabajadores en los cuatro estados federados en los que se ubican las fábricas de Opel y del inversor austriaco-canadiense Magna, que comprará el 55% de Opel.
Sin embargo, Foster no dio detalles sobre la cantidad de puestos de trabajo que se podría recortar en cada planta. Según dijo, los detalles se acordarán en la reunión en Rüsselsheim, que se extenderá hasta esta tarde.
El objetivo para todos es que el recorte de plantilla sea lo más social posible para todos, enfatizó.
Foster adelantó que las oportunidades de la planta de Opel en Amberes, en el norte de Bélgica, son muy reducidas. "Naturalmente, analizaremos otra vez todas las posilidades para Amberes para ver si todavía queda alguna solución", aseguró.
"Pero nos parece inquietante que todos los inversores hayan dicho que Amberes no es sostenible a largo plazo", agregó.
En riesgo están también el resto de centros de producción, entre ellos el de Amberes, pero también el de Figueruelas, en Zaragoza, donde cerca de 1.700 personas -sobre un total de unas 7.000- podrían quedarse sin trabajo.