Dos semanas. Ese fue el plazo que los encargados del Teatro della Canobbiana de Milán le dieron a Gaetano Donizetti (1797 - 1848) para que compusiera una nueva ópera. Los verdaderos responsables desertaron a último minuto y la fecha del estreno ya estaba pactada. A esa altura, no había tiempo que perder.
Donizetti -el más prolífico de los compositores italianos, autor, entre otras, de Lucia di Lammermoor- convocó a su colaborador Felice Romani para que se hiciera cargo del texto. Romani decidió adaptar al libreto que Eugène Scribe había preparado para la ópera El filtro de Daniel Auber, estrenada un año antes. A pesar de la premura, ambos dieron vida a una obra maestra. El 12 de mayo de 1832 debuta en Milán El elixir de amor, un melodramma giocoso -con toques de ópera bufa-, que rescata los arquetipos de la comedia del arte.
La historia gira en torno a una supuesta pócima mágica que, una vez ingerida, hace que cualquier hombre conquiste a la mujer de sus sueños. De este modo, Nemorino -un ingenuo trabajador rural- recurre al elixir para seducir a la bella y acaudalada Adina sin percatarse de la estafa: el doctor Dulcamara, lejos de inventar una fórmula secreta, le vende un vino corriente.
Este 30 de octubre, a 22 años de su debut en el Teatro Municipal, la versión del régisseur Filippo Crivelli para El elixir de amor vuelve de la mano del repositor Rodrigo Navarrete. "Es la cuarta vez que esta producción se presenta en el Municipal (1991, 1996, 2002 y 2013). Cuando se estrenó estaba muy de moda el realismo mágico, y ese es el espíritu que rescata la obra. La acción transcurre en el campo, en un ambiente muy latinoamericano", señala.
Gracias a la frescura de sus reconocibles melodías (destaca, por ejemplo, la famosa aria Una furtiva lágrima, presente en la banda sonora de películas como Match Point de Woody Allen), El elixir de amor se ha convertido no sólo en una de las piezas más populares, sino también en un perfecto primer acercamiento al género. De hecho, la temporada contempla dos funciones en el marco del Pequeño Municipal, con una adaptación para el público infanto-juvenil.
"Es una historia sencilla, dinámica y universal. Además, tiene un final feliz y, por cierto, todos buscamos finales felices. A esto se suma una música teatral, que acompaña perfecto. La magia está presente en todos los planos de esta ópera", explica Navarrete.
El elenco internacional lo encabezan el tenor coreano Ji-Min Park (Nemorino); el barítono italiano Pietro Spagnoli (Dulcamara) y la soprano estadounidense Jennifer Black (Adina). Graduada en Yale, integró el Programa Lindemann para Jóvenes Artistas del Metropolitan Opera House. "Adina es un personaje muy especial, porque a diferencia de otros roles femeninos importantes ella no muere al final. Más aún, ¡vive feliz para siempre con su amado!", exclama. "Espero que el público disfrute esta oportunidad de escapar y conectarse con otro mundo a través de la ópera", dice.