La estrategia de Néstor Kirchner era alternarse en el poder con un esposa, Cristina Fernández. Un período él, otro ella. Así lo reveló la propia presidenta en su más reciente entrevista televisiva, hace 10 días. De esa forma, podían mantenerse en el poder por mucho tiempo. Pero la repentina muerte de Néstor Kirchner en 2010 alteró los planes y Fernández debió buscar la reelección un año después.

Con una derrota casi segura en las próximas elecciones parlamentarias del 27 de octubre, con la imposibilidad constitucional de buscar un tercer período consecutivo, con ningún candidato que pueda tomar el testigo K como lo hizo y con la fragilidad de la salud de la mandataria como una constante, son muchos quienes ya hablan del comienzo del fin de un ciclo. Apuntan al fin del kirchnerismo, y pese a que aún faltan dos años para que concluya el segundo mandato. Incluso, la misma presidenta ya deslizó el tema hace tres meses: "No pongamos nervioso a nadie, no soy eterna".

Se trata de un debate que incluso se habría instalado en el seno de la familia Kirchner, especialmente tras la operación craneal a la que fue sometida la presidenta y con el antecedente de la muerte del ex gobernante. "Habría empezado a desplegarse, en simultáneo, un sinfín de interrogantes sobre el destino personal de la presidenta y el curso de la vida política e institucional del país", escribió el analista del diario Clarín, Eduardo van der Kooy. El columnista sostiene que "nada haría presumir, si las cosas siguieran como hasta hoy, que la presidenta esté dispuesta a pensar en un paso al costado antes de completar su mandato".

Antes de que se le detectara el hematoma en la cabeza a Cristina Fernández, y en vista de la derrota del kirchnerismo en las primarias de agosto, los gobernadores peronistas que se mantuvieron leales a la presidenta comenzaron a tomar distancia, no sólo porque mostrarse demasiado cerca del gobierno central les puede traer más costos políticos en estos comicios, sino porque ya comienzan a pensar en las elecciones presidenciales de 2015. En varios encuentros, los "barones" peronistas comenzaron a trazar líneas y a reactivar la institución partidaria, después de una década de parálisis, donde el protagonismo lo tomaron grupos del kirchnerismo.

Es una señal inequívoca del posible giro que comenzaría a dar el Partido Justicialista (peronista), la colectividad que ha gobernado Argentina 22 de los 30 años desde el regreso a la democracia. Y el futuro se ve... peronista. Los dos nombres que hoy suenan más firmes para suceder a Cristina Fernández en la Casa Rosada son los peronistas Sergio Massa y Daniel Scioli. El primero es candidato disidente a diputado por la provincia de Buenos Aires, y los sondeos sostienen que derrotará al oficialismo. El segundo es el go- bernador bonaerense, que se ha mantenido junto al kirchnerismo, aunque para nadie es un secreto que mantiene una distancia de los incondicionales.

Fue el ex Presidente Eduardo Duhalde, vicepresidente de Carlos Menem y quien auspició la candidatura en 2003 de Kirchner, quien graficó hace unas semanas un panorama complicado para el oficialismo: "En 2015 no van a quedar kirchneristas, como ahora no hay menemistas. Esto desaparece".