La operadora de la maltrecha planta nuclear de Fukushima Daiichi, Tepco, puso hoy en marcha a 20 kilómetros al sur de la planta su nuevo cuartel general para impulsar las labores de desmantelamiento, reconstrucción y descontaminación radiactiva de la zona.
Una treintena de empleados, entre ellos el vicepresidente de la eléctrica, Yoshiyuki Ishizaki, comenzaron a trabajar en la nueva sede de la compañía, que se inauguró con una ceremonia a la que asistieron cerca de 80 trabajadores de la empresa, informó la agencia Kyodo.
La decisión de Tokyo Electric Power (Tepco) de abrir un nuevo cuartel general más próximo a la central contribuye a demostrar su compromiso de acelerar la reconstrucción y el proceso de descontaminación, ante el creciente descontento por su gestión entre los residentes de los municipios de la provincia.
La compañía ha decidido además trasladar a parte de las autoridades de la sede central en Tokio, encargados de la toma de decisiones, al nuevo centro de operaciones, situado en el centro deportivo J-Village, un campo de entrenamiento de fútbol reconvertido tras el accidente en base para los trabajadores de la planta.
La operadora también incrementará próximamente en unos 500 empleados más el número de efectivos en la provincia de Fukushima, con lo que prevé pasar a contar con cerca de 4.000 empleados a finales de año dedicados a la crisis nuclear.
Actualmente los cerca de 3.500 empleados que trabajan en las instalaciones de Fukushima Daiichi se esfuerzan para poder retirar el combustible dañado y desmantelar las unidades afectadas, un proceso que según los expertos puede llevar unas cuatro décadas.
La crisis nuclear en Fukushima, la peor desde Chernobyl en 1986, ha ocasionado pérdidas millonarias en la agricultura, ganadería o la pesca de la zona y cerca de 52.000 desplazados, después de que se decretara una zona de evacuación de 20 kilómetros en torno a la planta debido a la alta radiación.
Por su parte, Katsutaka Idogawa, alcalde de Futaba, pueblo fantasma a espaldas de la central que tuvo que trasladar su ayuntamiento al norte de Tokio, afirmó hoy que su objetivo es el de poder hacer que los residentes evacuados regresen a casa en 30 años, vida media que tiene el cesio radiactivo.
Para ello, el pueblo, en el que sus casi 7.000 vecinos llevan más de un año y medio repartidos en refugios o casas temporales, mantendrá su cooperación con el Gobierno central y Tepco de cara a reducir lo antes posible la contaminación, añadió Idogawa.