Probó con acupuntura, yoga, masajes, contuvo la respiración y le dieron sustos, pero ninguno de los remedios tradicionales consiguió parar el hipo a Cristopher Sands.

En diciembre de 2006, este joven de 25 años procedente de Lincolnshire, en Inglaterra, tuvo el primer ataque, que duró "apenas" dos semanas.

Dos meses después, el hipo regresó y no lo abandonó.

Lo que siguió fue un recorrido por todo el mundo buscando la cura a una "enfermedad" sin causa aparente.

En principio, los médicos pensaron que se trataba de un reflujo de ácido causado por un problema en una válvula del estómago y no le dieron mayor importancia.

Sin embargo, las incomodidades derivadas del hipo constante hicieron la vida de Sands cada vez más complicada. El hipo le impidió comer, dormir, trabajar, conducir o tener novia.
 
"HA ARRUINADO MI VIDA"
"Cuando le dices a la gente que tienes hipo, se ríen, pero creo que no piensan en lo debilitante que es. En cierto modo, ha arruinado mi vida", aseguró Sands, de cuyo caso realizó un documental la BBC.

Finalmente, el joven viajó a Japón, donde apareció en televisión para hacer público su problema.

"El programa recibió casi 500 sugerencias distintas de curar el hipo y querían que recorriera Japón para probarlas", señaló Sands.

Como consecuencia, el joven se puso en manos del doctor Condo -un especialista en este tipo de anomalías- quien lo sometió a una resonancia magnética y demostró que tenía un tumor cerebral, posible causante del hipo.

"Tuve suerte de que hubiera una silla al lado porque podría haberme desmayado en el suelo. Me saltaron las lágrimas y no sabía qué hacer. Esto me podía haber matado en cualquier momento", señaló Sands.

OPERACION DELICADA
De regreso en Inglaterra, el pasado septiembre, los médicos decidieron extirpar el tumor con el objetivo de eliminar el hipo y prevenir daños mayores.

Según la madre, el joven se recupera bien de la intervención.

"Aunque aún no ha recuperado el sueño normal y todavía tiene algunos pequeños episodios de hipo, poco a poco se va encontrando mejor. Ya no tiene que correr al baño con malestar cada vez que come algo", apuntó la madre del joven.

Sin embargo, incluso en los momentos difíciles, Sands mantuvo el ánimo.

"Hasta cuando me localizaron el tumor conservé la capacidad de reírme de mí mismo. Ese punto cómico me permitió ser feliz", indicó.

Ahora, la recuperación será larga y puede durar más de 18 meses.

"Mi brazo derecho todavía esta mal, pero puedo volver a tocar la guitarra. No lo hago muy bien, pero es bonito volver a eso. Es un sentimiento bueno, positivo", agregó.